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barcelona - Los milagros tienen un límite cuando la salud no respeta y da permanentemente la espalda. El Baskonia ha rubricado una gesta asombrosa con su pasaporte para la Final Four, pero esta disminuida plantilla no se encuentra capacitada en la actualidad para encadenar hazañas en un breve lapso de tiempo sin cuatro piezas básicas. En el Palau Blaugrana se vio impotente y, sobre todo, huérfano de efectivos con el fin de tratar de agudizar la depresión de un Barcelona carcomido por la ansiedad y la inseguridad. Cuando Perasovic se las prometía felices en los prolegómenos por la vuelta de un nuevo guerrero como Hanga, el volador húngaro volvió a quedar fuera de combate en el minuto 7 por un doloroso golpe en el costado. La puesta en escena azulgrana ya había resultado ciertamente desalentadora y el infortunio de perder a un termómetro fundamental del perímetro constituyó una losa demasiado pesada ante un anfitrión con la autoestima dañada pero sobrado de recursos en el banquillo a la hora de imponer un ritmo inalcanzable.

Tras una derrota sin paliativos que formaba parte del guión, el Baskonia deberá seguir remando en pos de la ansiada cuarta posición. Tan o más importante que ello habida cuenta de su cómodo calendario a corto plazo (Gipuzkoa, Joventut y Andorra) , se antoja que Perasovic recupere cuanto antes a algún efectivo ante el atracón de minutos que acumulan en las piernas varios integrantes de la columna vertebral en vísperas de afrontar el desafío de la Final Four. La tropa vitoriana se presentó bajo mínimos en la Ciudad Condal y el Barcelona no le concedió ni el más mínimo respiro ante el irrespirable clima de tensión a su alrededor. Fue un ejercicio de impotencia de principio a fin tras una gélida puesta en escena que condicionó un duelo de lo más descafeinado e insípido. Del combate entre dos pesos pesados, hubo muy poco que rescatar.

Entre el gélido aspecto de una grada deseosa de ajustar cuentas con su equipo, las dudas de un anfitrión con las cicatrices de su estrepitoso fracaso continental ante el Lokomotiv bien visibles y el desolador parte de guerra de un Laboral Kutxa huérfano de la intensidad y del acierto de las grandes noches, una cita atractiva del calendario quedó reducida al más absoluto tedio y sopor. Cavó su tumba el conjunto alavés al anotar seis pírricos puntos en el cuarto inicial. El escuálido bagaje se redujo a una canasta de Hanga, otra de Tillie y dos tiros libres del francés en medio de una riada de triples al limbo y ataques mal ejecutados. En la acera de enfrente, los cortes hacia canasta de un voraz Satoransky -imparable para Adams- provocaron las primeras vías de agua en el entramado visitante.

En realidad, el Laboral Kutxa se agarró mínimamente al partido en el segundo cuarto cuando Pascual introdujo a varios piezas desafinadas de su banquillo como Arroyo, Oleson o Vezenkov. El dominio interior de Tomic y Samuels sobre Bourousis, limitado a los tiros abiertos y autor de números engañosos, la pegada de Doellman, Abrines y Navarro desde el 6,75 y la tiranía del base checo al frente del timón consolidaron el dominio blaugrana tras el descanso. Pese a la comodidad del marcador o su interminable fondo de armario, el líder exhibió su fragilidad y se limitó a aprovechar su abrumadora ventaja numérica.

Esta vez no funcionó la explosiva fórmula de los dos bases en el Baskonia, que malvivió por su desacierto desde la larga distancia, no encontró el aro local con cierta regularidad y apenas tuvo en el efervescente Ilimane a un argumento de peso en el Palau. El senegalés cuajó un excelente tercer cuarto que, a la postre, sirvió para muy poco. En definitiva, una derrota lógica que, sin ser traumática, acrecienta la imperiosa necesidad de recuperar a algún lesionados. Perasovic se ha sacado ya muchos conejos de la chistera, pero llega un momento en que no se puede hacer más magia con una materia prima tan escasa.

Todo en contra. Sin cuatro jugadores tras perder a Hanga en los albores del duelo, el croata se las deseó una jornada más para hacer las rotaciones y mantener fresco al grupo. A falta de algún temporero que alivie la crítica situación del perímetro, es obvio que no puede hacer milagros. Y más ante rivales como el Barcelona dotados de un interminable fondo de armario. Varios jugadores acumulan una importante carga de minutos.

Su energía y su voracidad en el rebote ofensivo constituyeron de lo poco destacable en el Palau. Tras sufrir problemas con las faltas al inicio, cuajó un sensacional tercer cuarto.