vitoria - Cuando, en plenas Navidades, el Baskonia incorporó a Darius Adams, Josean Querejeta no dudó en asegurar que se trataba de un jugador que le recordaba a todo una leyenda del baskonismo como Elmer Bennett. Sin duda palabras mayores que implican un importante grado de confianza en las posibilidades de un recién llegado prácticamente desconocido para la gran mayoría y que provocaron más de una sonrisa irónica. Pues bien, en la noche de ayer, ante un Buesa Arena que se asemejaba al de las grandes ocasiones, el director de juego estadounidense comenzó a dar la razón al presidente azulgrana.

Y es que en un encuentro de la máxima exigencia ante la que probablemente es la mejor plantilla de Europa en estos momentos, Adams ofreció una auténtica exhibición a la que únicamente le faltó la guinda final de la victoria. El expediente del número 1 baskonista refleja nada menos que 31 puntos, 4 rebotes, 2 robos de balón, 1 asistencia y 5 faltas recibidas para un total de 30 de valoración que le sitúan, de largo, como el mejor de la contienda de anoche.

Pero es que, además, el norteamericano demostró ser capaz de jugar -y hacerlo muy bien- en escenarios muy diferentes. Lo hizo durante los dos primeros cuartos cuando la velocidad, la defensa y el ritmo endiablado impuestos por el Laboral Kutxa sorprendieron a un CSKA que no se esperaba un guión así. En ese contexto, dirigió con acierto al grupo y comenzó a mostrar su importante caudal anotador.

Cuando el encuentro cambió por completo de rumbo y se enmarronó hasta límites insospechados, más de uno hubiera pensado que Adams se perdería por el camino y se iría difuminando con el paso de los minutos. Nada más lejos de la realidad en cambio. Cuando el CSKA tiró de fondo de armario para endurecer al máximo su defensa y al Baskonia se le cerró por completo el aro rival -no anotó su primera canasta en juego en el tercer cuarto hasta el minuto ocho de ese parcial-, el base se echó el equipo a la espalda.

Lejos de rehuir los balones calientes que llegaban a sus manos, el playmaker los reclamaba para sí y no dudaba en buscar con el más absoluto descaro a sus pares, que no eran capaces de controlarlo por más que lo intentaban. Con unos más que notables porcentajes (75% en tiros de dos y 50% en triples) mantuvo con vida al Baskonia. Incluso, a falta de algo menos de cuatro minutos, le regaló una vida extra al equipo. Con el CSKA ya por delante en el marcador y decidido a abrir brecha, Adams enlazó dos triples estratosféricos a tablero -bendecidos también con cierta dosis de fortuna, especialmente el primero que convirtió en el último segundo de la posesión y en posición forzada- que permitieron al cuadro vitoriano seguir luchando. No pudo, en cambio, darle la victoria con los tiros finales que, sorprendentemente, realizó James.