Antes ya se había desangrado el Rio Natura ante la célebre fiereza ofensiva de un Baskonia que arrancó a bajas revoluciones y terminó en plan avasallador. Le costó entrar en calor y leer la pegajosa defensa visitante, pero el progresivo endurecimiento defensivo, la providencial aparición de Iverson y la calidad azulgrana cambiaron el decorado de un partido convertido a partir del segundo cuarto en un incontestable monólogo local. Cumplió así el pronóstico un cuadro vitoriano en línea ascendente y al alza que necesita corroborar sus progresos lejos del Buesa Arena. Con el casillero inédito hasta la fecha, suspira por inaugurar la cosecha con el fin de asaltar los puestos de play off y liberarse mentalmente.
La visita del modesto compostelano se saldó con otro rotundo triunfo que deja a los alaveses en la novena plaza. Todavía lejos del lugar que le corresponde por su jerarquía y en espera de dos citas de máximo riesgo ante el Barcelona y el Unicaja. Demasiado tiempo ha cedido un Baskonia con otras hechuras, de gatillo fácil y habilitado para resolver determinados partidos cómo y cuándo quiere. El Rio Natura besó la lona con una facilidad insultante cuando ajustó las teclas un anfitrión con el colmillo bien afilado para anotar desde todos los frentes. Los réditos de la clarividencia en el juego posicional y las oleadas en transición no tardaron en dejarse sentir. Con James como maestro de ceremonias para convertir canastas supersónicas y el obrero Iverson aportando el imprescindible contrapunto de la dureza, se disparó el cuadro alavés en el electrónico hasta rozar la veintena de puntos (77-59).
El Baskonia, eso sí, volvió a toparse de inicio con un oponente áspero ante el que protagonizó algunos altibajos. Con independencia de que su contundente pegada le saca del brete en cualquier momento, todavía quedan cabos sueltos por atar en la centrifugadora de Zurbano. El mal de la discontinuidad le persigue como un fantasma desde el descorche de la temporada. Ayer no fue una excepción ante un rival guerrillero pero limitado en cuanto a calidad. Alternaron los vitorianos minutos excelsos con otros de ofuscamiento, aprovechados por el Rio Natura para endosarle un parcial de 0-15 en el cuarto inicial.
Con severos problemas para reducir al peligroso Waczynski y desajustes defensivos bajo los aros que permitieron a Triguero anotar con pasmosa facilidad, el conjunto de Ibon Navarro se vio rápidamente abajo en el marcador y tuvo que remar a contracorriente. No pasó a mayores la efusividad gallega, ya que el ingreso de Iverson supuso un soplo de aire fresco. El estadounidense encendió un día más a la grada y contagió su espíritu a un equipo que había comenzado sin chispa y aletargado. Sus rebotes ofensivos, su despliegue anotador y su intensidad forjaron la reacción azulgrana en un segundo cuarto más ajustado a la lógica.
Por si existían dudas de la superioridad local, el Baskonia se lanzó a la yugular de su oponente en el retorno de los vestuarios con un parcial de 11-0 que decantó la balanza hacia el poderoso. De ahí a la conclusión, tiempo para el lucimiento de un James que se despojó de los grilletes e hizo sangre con un forastero resignado a su suerte. La confianza alavesa sigue subiendo paulatinamente enteros.
Pasos convincentes. El Baskonia mantiene su línea ascendente y cada vez más jugadores van entrando en la dinámica positiva de un equipo con una pegada descomunal para desfigurar el rostro de adversarios modestos como el Rio Natura. El vitoriano persigue que todo el mundo resulte útil para el engranaje colectivo y ayer lo puso de manifiesto al concederle a Hansbrough buenas dosis de confianza en la primera parte.