vitoria - La primera fase de la Euroliga llega a su ecuador con un enfrentamiento de alto riesgo para un Baskonia sin margen de error en el Buesa Arena. Es tal su candidez y falta de madurez cuando hace las maletas para competir lejos de la capital alavesa que todos sus partidos al calor de su público adquieren una relevancia capital. El cuadro adiestrado por Crespi recibe esta noche al Estrella Roja, un rival directo en pos de billete hacia el Top 16 que cuenta con sus mismas victorias y ante el que no puede permitirse un tropiezo si no quiere comprometer sus esperanzas continentales.

Salvo el Olympiacos, líder destacado del grupo D que tiene encarrillada su clasificación gracias a sus tres victorias fuera de la Paz y la Amistad, la pelea entre los restantes cinco conjuntos promete ser encarnizada hasta las últimas jornadas. Se vislumbra mucho equilibrio y la clave que desenredará el entuerto residirá probablemente en la capacidad que esgriman todos los contendientes para hacerse fuertes en su casa. El Baskonia, que ha cumplido hasta la fecha esa parte del guión, necesita continuar salvaguardando su integridad para no correr el riesgo de despeñarse al vacío.

Las aguas bajan demasiado revueltas en las oficinas de Zurbano, la plantilla sufrirá en breve nuevas modificaciones y no es cuestión de que las alarmas se enciendan definitivamente con una derrota que dejaría a los vitorianos en una situación muy delicada para satisfacer el primer objetivo fijado por Josean Querejeta para este ejercicio. Tras los hirientes desplomes recientes en Valencia y Las Palmas, queda el consuelo de que el Laboral Kutxa retorna a la centrifugadora de Zurbano donde mejores actuaciones ha rubricado desde el pistoletazo de salida.

Sin ser un conjunto enclavado en la aristocracia europea, el Estrella Roja es un rival con más potencial y peligro del que su nombre indica. El líder imbatido de la Liga Adriática dispone de dos estadounidense peligrosos (Marcus Williams y Charles Jenkins), un cinco imparable cuando recibe balones francos en la zona (Boban Marjanovic), dos internacionales serbios que conquistaron la plata en el pasado Mundial de España (Nikola Kalinic y Stefan Jovic) y otro pujante exterior esloveno que ya se encuentra en la agenda de clubes grandes como Jaka Blazic.

El Baskonia, además, ya sabe cómo se las gasta su inminente adversario tras la doble confrontación de la pasada temporada en la Euroliga. Con el núcleo duro de su plantilla intacto, los balcánicos se impusieron con cierta suficiencia tanto en el Buesa Arena como en el Kombank Arena. Aunque siempre acostumbra a bajar sus prestaciones cuando no se ve arropado por el entusiasta público que convierte su pista en una caldera infernal, el Estrella Roja atesora el desparpajo inherente a los conjuntos plavis.

Cualquier atisbo de placidez pasará ineludiblemente por un endurecimiento de la actitud defensiva y por evitar una sangría de puntos en contra como la padecida en los últimos compromisos. Una cosa es que el ritmo vivo que trata de impregnar Crespi a sus equipos propicie marcadores altos y otra distinta la tibieza azulgrana a la hora de proteger su aro o su exasperante lentitud para efectuar el balance defensivo. El listón se encuentra tan bajo en este sentido que la mejoría se da prácticamente por descontada antes del salto inicial.

Crespi desveló ayer que Hamilton padece “unas pequeñas molestias musculares” y es “duda” para esta noche, pero todo hace indicar que el poste neoyorquino será de la partida para erigirse en uno de los antídotos contra el gigante Marjanovic.