vitoria - Como estaba cantado desde la victoria ante el CAI, el cruce ante el Barcelona es una realidad. A partir de este jueves o viernes -todavía se desconocen los horarios de una eliminatoria al mejor de tres partidos hasta que no haga su elección el ente público-, baskonistas y blaugranas dirimirán un nuevo capítulo de su ácida rivalidad en la presente temporada. Ya han disputado cinco choques y, como mínimo, jugarán dos más siempre y cuando no haya un desempate previsto en todo caso en el Palau. El Laboral Kutxa se topará con un lobo temible al que, sin embargo, ha derrotado en dos ocasiones (en la ida de la fase regular de ACB en el Buesa por 76 a 72 y la vuelta del Top 16 de la Euroliga a domicilio por 86 a 97 tras una descollante actuación de Nocioni) y es menos fiero de lo que parecía.

Un estado de máxima necesidad apremia al primer escollo vitoriano en los play off por el título. Confeccionado a golpe de talonario y con uno de los presupuestos más altos del Viejo Continente, el Barcelona lleva camino de acabar la campaña en blanco. Hasta la fecha, su bestia negra va vestida de blanco y se llama Real Madrid, que le ha apartado de la gloria en las finales de la Supercopa y Copa del Rey. La herida más grande tuvo lugar recientemente en la segunda semifinal de la Final Four de Milán. Una escandalosa derrota por 38 puntos que ha abierto la caja de los truenos y augura drásticos cambios en la plantilla a partir de junio.

Una jornada tan negra como la vivida en tierras transalpinas ha servido para desenterrar el hacha de guerra contra unos jugadores y técnicos obligados sí o sí a resarcirse en esta recta final del ejercicio liguero. Si el Baskonia cumple su parte del guión y hurga en la herida culé, los fantasmas podrían volver a merodear alrededor de un grupo donde varios elementos ya se encuentran en la rampa de salida hacia otro lugar. Los nominados para abandonar la nave catalana son, entre otros, Sada, Lorbek, Nachbar, Lampe, Dorsey o el propio Papanikolau, un fichaje galáctico que no ha respondido a las expectativas. En la Ciudad Condal, ya trascienden incluso nombres de fichajes, entre ellos el de Justin Doellman. Si a ello se suma que los años no pasan en balde para Navarro, aquejado de multitud de problemas físicos y ya en el ocaso de su rutilante carrera, existe un resquicio para la esperanza.

La serie, tan corta y traicionera, quedará marcada por el duelo inaugural. Pese a que carece del respaldo de la cátedra, es inferior hombre por hombre y su fondo de armario es infinitamente menor, el Baskonia debe jugar sus bazas y aprovechar la presión y el posible agarrotamiento de su rival. Y es que la ACB se ha convertido en la tabla de salvación para el Barcelona. La última oportunidad de acabar dignamente una campaña que arrancó con el deseo de poner fin a la dictadura merengue a nivel doméstico y, sin embargo está retratando la sospechosa política de fichajes de Joan Creus, en el punto de mira por algunas apuestas desacertadas y a un coste desorbitado. El gran peligro culé procede del dúo Huertas-Tomic. La diabólica conexión entre el brasileño y el croata brilla con luz propia dentro de un bloque con dudas en su equipape.

Goteras. Los pocos aficionados que se acercaron ayer hasta Zurbano tuvieron que sortear unas inesperadas goteras en el pabellón. El club tuvo que colocar incluso unos cubos entre el primer y el segundo anillo para evitar molestias a su masa social.

Es la cifra más baja lograda por el Baskonia desde la campaña 2002-03. En aquella ocasión, el equipo dirigido por Dusko Ivanovic también accedió a los 'play off' por el título desde la sexta posición. Eso sí, lo hizo con un balance algo peor que el actual (18-16).