Vitoria. Josean Querejeta, al menos de puertas hacia fuera, no ha digerido excesivamente mal el severo correctivo encajado por el Baskonia en el primer partido oficial de la temporada ante el Barcelona delante de su propio público. Sin realizar ninguna autocrítica y ante la certeza de que su discurso debe prender la mecha de una ilusión que empieza a faltar en buena parte de su resignada masa social, el presidente se encuentra convencido de que el desastre acontecido en la semifinal de la Supercopa ha sido un accidente puntual que no se repetirá en futuras jornadas una vez se adquieran los automatismos necesarios y los lesionados vayan saliendo paulatinamente de la enfermería.
"Contrariamente a lo que pueda parecer, porque el resultado no fue positivo, tengo buenas sensaciones. Hemos conformado un equipo joven y con un margen de crecimiento muy grande. Hemos sufrido ciertas dificultades con algunas lesiones que han retrasado ese crecimiento, pero creo que con la forma de jugar, el ritmo y la velocidad este año vamos a ver un conjunto muy interesante", aventuró el dirigente lazkaotarra.
A su juicio, el del Barcelona "no fue un partido normal", ya que Scariolo se dedicó a "hacer probaturas" de cara al inminente comienzo de la temporada previsto este domingo ante el Gran Canaria. "Lógicamente, los entrenadores quieren ganar, pero también aprovechan estos encuentros para utilizar muchos jugadores y repartir los minutos. Ha sido uno más de pretemporada que, sobre todo, lo que ha perseguido es llegar al primer día de competición en el mejor estado posible", advirtió Querejeta, para quien todavía resta el tiempo suficiente para ir puliendo algunos desajustes atisbados en la pretemporada. "Tenemos toda esta semana para trabajar y seguir en la mejora y el crecimiento que nuestros jugadores jóvenes seguro que lo tienen", reveló con un velado aire optimista.
La máxima cabeza visible del Laboral Kutxa, sin embargo, tampoco se pone una venda en los ojos y reconoce abiertamente la nítida superioridad de los dos grandes en una época donde al club vitoriano no le queda otro remedio que amoldarse a la difícil coyuntura económica. Cuestionado acerca de qué le falta al club que dirige para estar a la altura de un transatlántico como el Barcelona, su respuesta no deja lugar a las dudas. "Para competir contra ellos, simplemente nos faltan 20 millones, que es la diferencia entre su presupuesto y el nuestro. A partir de ahí, es evidente que con esas plantillas tan largas competir es cada vez más complicado", avanzó un realista Querejeta.
Las armas para ilusionar de nuevo a la masa social deben ser, desde su punto de vista, "la ilusión, la implicación y el trabajo" del plantel. "Con todo eso, vamos a competir. El partido del último viernes no tendrá nada que ver con lo que ocurrirá durante los próximos meses", pronostica el presidente, empeñado en que no cunda el pesimismo a las primeras de cambio.