a falta de nombres rutilantes en su plantilla que resuelvan los partidos más ásperos por una pura cuestión de inercia, el Baskonia -Sergio Scariolo, para ser más exactos- tiene claros los preceptos que regirán el baloncesto de un equipo que deberá comportarse más que nunca como tal para poder competir contra rivales armados hasta los dientes. El preparador italiano mantendrá inalterable la filosofía de juego que ha aplicado con suerte desigual en sus últimos clubes e incluso la selección española. Las características del, en comparación con ejercicios anteriores, modesto grupo que Josean Querejeta ha puesto entre sus manos tampoco le deja excesivo margen para la improvisación y no hace sino refrendar la tesis de que el conjunto vitoriano tratará básicamente de explotar la fórmula de cuatro hombres bien abiertos y una única boya interior como principal seña de identidad para hacer trizas los negros augurios que se ciernen sobre su figura por parte de los agoreros de cara a la temporada.
En realidad, Scariolo no es ajeno a una pócima implantada desde hace tiempo en la mayoría de los lugares ante la alarmante carencia de pívots dominantes en la zona que sepan actuar de espaldas al aro y la querencia de los mismos a abrirse para buscar el tiro exterior. En el Fernando Buesa Arena, a diferencia de otras épocas más boyantes, no sobrarán esta vez las alternativas ni las variantes para que el Laboral Kutxa sea capaz de tutear a los grandes transatlánticos del Viejo Continente. El reciclaje de Nocioni y la sorprendente apuesta de Mainoldi -motivada por los malditos cupos- para conformar el puesto de ala-pívot mermarán, especialmente en la Euroliga, el potencial físico y atlético del Baskonia en las inmediaciones del aro. Si en la Liga ACB se podrá sobrellevar este evidente déficit de kilos y músculo, fuera de las fronteras quedarán al desnudo unas carencias detectables hasta por el aficionado más acérrimo. Con la disculpa de ganar en agilidad y movilidad para satisfacer el imprescindible objetivo de avivar el juego e imprimir un ritmo eléctrico a los encuentros, el Baskonia corre un año más el riesgo de estrellarse y ahondar en el enojo de su masa social.
Acaba de darse el pistoletazo de salida y todavía puede darse la vuelta a la tortilla, pero por ejemplo resultará altamente improbable que Pleiss y Hamilton simultaneen su presencia sobre la cancha durante muchos minutos. Jugará uno o, en su defecto, el otro. Casi nunca, los dos juntos porque tenderán a estorbarse y hacer un flaco favor al ideario de un entrenador con un plan trazado ya en su mente. Si bien el fornido neoyorquino ya desempeñó puntualmente durante su periplo en Bilbao el rol como cuatro, no representa a priori esa figura extremadamente veloz y dotada de una muñeca fiable para adaptarse a las necesidades de Scariolo en una posición crítica para abrir espacios y provocar serios desequilibrios en las defensas rivales.
El de Brescia, sin importarle un ápice las ácidas críticas de la cátedra, no ha dudado incluso en sacrificar en el pasado a aleros como Vitaly Fridzon, Sergey Monya, ambos del Khimki, y Carlos Jiménez para que sus equipos se plieguen a unos rígidos postulados con los que está dispuesto a morir allá donde ejerza su labor. De ahí que Nocioni vaya a ser la figura capital de un proyecto que, si bien despierta serias dudas en el entorno, debe al menos contar con el beneficio de la duda y rodarse antes de extraer las primeras conclusiones. De momento, eso sí están por ver los réditos de sacar al pura sangre santafesino de la posición donde se ha erigido en una pieza determinante a lo largo de su dilatada carrera profesional.
Tal y como ha dejado entrever Scariolo en sus primeras manifestaciones públicas, la agresividad defensiva, el cierre del rebote defensivo, la búsqueda del contragolpe y el acierto en el lanzamiento triple marcarán el éxito o fracasa de una campaña con objetivos más bien modestos. Con un buen elenco de jugadores susceptibles de lanzarse a la carrera para recorrer de costa a costa el campo y anotar desde más allá de los 6,75 metros, la apología del juego físico y veloz debería constituir uno de los puntos fuertes del juego de conjunto. La correcta integración del recién llegado Walter Hodge, hoy en día una incógnita pese a sus excelentes números en Polonia, puede disparar la cotización azulgrana. Muchas dudas, en definitiva, alrededor de un Baskonia huérfano del glamour y prestigio de su etapa más reconfortante.