Vitoria. Cuando abandonó San Sebastián para asumir el envenenado encargo de ocupar la silla libre que Ettore Messina había dejado en el banquillo del Real Madrid, no fueron pocos los que creyeron que se estrellaría. Sin embargo, Pablo Laso ha cerrado muchas bocas y dinamitado todos los pronósticos fatalistas. El entrenador vitoriano, que ya en sus destinos previos exhibió una claridad asombrosa para manejar grupos y alcanzar los objetivos marcados, ha lavado la cara de un Real Madrid que ha vivido sumido durante muchos años en las tinieblas. El pasado año, al margen de recolectar elogios por el juego que desarrollaba su equipo, consiguió poner fin a casi dos décadas de desencuentros entre el combinado merengue y la Copa del Rey. Pero cerró el curso con una espina clavada tras hincar la rodilla en la final liguera contra el Barça.
La solidez del combinado que dirige Xavi Pascual, poco vistoso pero siempre efectivo, frustró el sueño de la afición blanca de volver a catar las mieles de la gloria liguera. Y esta temporada, sin perder de vista una Euroliga que se presenta de nuevo muy abierta, el equipo de Laso parte de nuevo con la misión de sumar un título de ACB que no entra en las vitrinas blancas desde junio de 2007, cuando Joan Plaza era entrenador y el ahora técnico baskonista Zan Tabak su asistente. Justo ahora que parece que la luz del poderoso Barça de Pascual comienza a languidecer, Laso ha conseguido dar con la tecla para sacar el máximo partido a las piezas que la directiva blanca ha puesto en sus manos a golpe de talonario y mantiene una trayectoria inmaculada en el primer tramo de la competición doméstica.
Doce victorias en doce partidos. La autoridad con la que está gobernando el Madrid hasta la fecha la ACB lo sitúa muy lejos del resto. El primer vagón de perseguidores, en el que se ha montado el Caja Laboral junto al Valencia Basket y el sorprendente Herbalife Gran Canaria, está ya a tres triunfos. El Bilbao Basket ya ha perdido cuatro cuerpos, mientras que el Barcelona, que partía la temporada como el otro gran favorito, ya se encuentra a cinco partidos del liderato. Teniendo en cuenta que para lograr el campeonato es preciso superar en duelos directos a los rivales más potentes, los registros actuales pueden resultar poco más que anecdóticos, pero el Real Madrid de Laso está amenazando el récord de mejor arranque en una temporada que está en posesión del Baskonia desde la campaña 2003-04.
Los Rudy, Llull, Carroll, Reyes y compañía aspiran a superar un registro mítico y muy difícil siquiera de emular en una competición con el nivel de la ACB. Sin embargo, se está demostrando que con Laso a los mandos no es imposible. Hace ya casi una década, el entonces TAU logró mantener su imbatibilidad durante las 14 primeras jornadas. Fue el Barça, en el Palau y por sólo dos puntos (78-76) quien puso fin a la espectacular racha que acompañó de inicio a una plantilla azulgrana para el recuerdo, para algunos la mejor en la historia del club. Dusko Ivanovic disponía de un plantel redondo en el que militaban hasta ocho jugadores que antes o después han tenido la ocasión de probar suerte en la NBA y que lograría en Sevilla hacerse con la Copa del Rey. Sin embargo, no pudo hacerse con el que habría sido el segundo entorchado liguero a pesar de la fantástica trayectoria que firmó durante la fase regular. Y eso debería servir como aviso para navegantes y como advertencia para un líder que el pasado año ganó elogios por su buen juego pero a la hora de la verdad acabó claudicando.
El récord que aspira a superar el Real Madrid, que cuenta con un plantel sobrado de estrellas, lo estableció un plantel asimismo rebosante de talento colectivo e individual. Con José Manuel Calderón y Pablo Prigioni como bases, Arvydas Macijauskas, Sergi Vidal, Andrés Nocioni y Javi Buesa como exteriores y Kornel David, Andrew Betts, Luis Scola y Tiago Splitter como interiores, aquel parecía un equipo destinado a ganarlo todo. Pero patinó. Su derrumbe en el play off ante el Addeco Estudiantes de unos aún joven Sergio Rodríguez, de Carlos Jiménez, de Pancho Jasen, Nacho Azofra y Nikola Loncar truncó su decidido camino hacia el título.
En el combinado estudiantil, bajo el mando de un Pepu Hernández que le ganó claramente la batalla a Ivanovic cuando nadie lo esperaba ni por asomo, se encontraba un jugador que lucha ahora por echar una palada más de tierra sobre aquel mítico Baskonia. Felipe Reyes, inalterable al paso de los años, forma parte del Real Madrid con el que Laso quiere seguir ganando adeptos para una causa que abandera el baloncesto vistoso y de anotaciones elevadas, la antítesis del austero modelo de Pascual en el Barcelona.
El club blanco ya estuvo cerca de alcanzar los registros del TAU hace ahora seis años. El mismo equipo que conquistó la última ACB, el de Plaza, acumuló 13 triunfos de inicio pero patinó en el último escalón. De hecho, a pesar de no haber llegado nunca al nivel de aquel legendario TAU de la campaña 2003-04, los merengues son de largo quienes más han acostumbrado a su afición a estos arranques fulgurantes. En cuatro de las seis ocasiones en las que se han contabilizado rachas similares fueron protagonistas.
Los otros dos equipos que lo han conseguido son el ya mencionado TAU del récord (14-0 en la 03-04) y el Valencia Basket (12-0 en la 99-00). El madridismo ha tenido ocasión de ilusionarse con inicios tan esperanzadores como el actual en las temporadas 2004-05 (10-0), 2009-10 (10-0) y en la ya mencionada de Plaza, esa 2006-07 en la que con Joan Plaza se quedaron a un paso de la marca del combinado gasteiztarra.
Ahora están a dos. Pero para superar el récord tendrán que enfrentarse a sus propios miedos. Más allá de la dificultad que debería entrañar la visita este jueves al Palacio de los Deportes del Valencia Basket, actual segundo clasificado, y de la aparente placidez de la salida que le aguarda la víspera de Nochebuena a Donostia, su decimoquinto compromiso liguero se disputará en el Palau Blaugrana. Así que para establecer un nuevo récord deberá exorcizar fantasmas y demostrar sobre el parqué que su atractivo estilo de juego vale para más que para solventar con holgura los compromisos ante rivales menores.