Vitoria. Si el Baskonia se distingue por ser un club muy propenso a los cambios cuando gana títulos, las derrotas aceleran las bruscas novedades. Tras una temporada saldada con más sombras que luces y en la que varios jugadores rayaron por debajo de lo esperado, se esperan en los próximos meses significativos cambios para reconstruir una plantilla muy mejorable y con deficiencias que saltan a la vista en algunas demarcaciones como el sospechoso papel del segundo base, la ausencia de un killer en el perímetro que desatascase el ataque e igualmente la inconsistencia de un juego interior donde Maciej Lampe compitió en desigualdad de condiciones.

De los diez baloncestistas que han formado el núcleo duro de Ivanovic en estos meses, ocho poseen contrato garantizado para la próxima temporada. Y la mayoría de ellos, además, de larga duración. Son los casos de Heurtel, Ribas, Oleson, Nemanja Bjelica, San Emeterio, Teletovic, Lampe y Milko Bjelica. Salvo éste último, que concluye su vinculación en 2013 y el bosnio, que apalabró su renovación hasta 2014, los restantes jugadores tienen rubricados acuerdos hasta junio de 2015. Por todos es sabido, sin embargo, que este dato suele ser un papel mojado para la directiva encabezada por Josean Querejeta, siempre abierto a negociar traspasos. Cualquier oferta procedente del exterior será analizada con lupa y, lógicamente, nadie tiene colgado el cartel de imprescindible en un conjunto que ha visto volar durante la última década a auténticas estrellas europeas. Solo Nemanja Bjelica, una estrella en ciernes si refrenda la explosión atisbada en los últimos tiempos, y Lampe, el hombre que dio un salto de calidad al equipo tras dejar atrás una gravísima lesión de cadera, emergen como los pilares indiscutibles del Baskonia de futuro.

Los principales focos de incertidumbre se hallan depositados en la pareja argentina. Prigioni y Nocioni son los únicos integrantes que concluyen su vinculación. El primero, cuyo regreso desató la crispación en algunos sectores del baskonismo, firmó por una única temporada. Con una profesionalidad intachable y un rendimiento estelar que ha estado fuera de toda duda, acaba de ganarse a pulso su continuidad. Sin rastro de un declive físico, tanto sus dotes de liderazgo como su carácter constituyeron los mejores avales de un Baskonia que malvivió por la bisoñez de un escudero demasiado verde. Está por ver la decisión final que tomará el club a la vista de su avanzada edad (35 años) y la nula progresión experimentada por Heurtel, el hombre que en condiciones normales debería haberse adueñado del timón en su lugar. Muchas más dudas existen respecto a la continuidad del Chapu, que llegó bien avanzado el ejercicio con la finalidad de ponerse en forma para los Juegos de Londres. Sus enigmáticas palabras a la conclusión del último encuentro en Madrid no hacen sino presagiar que su futuro puede estar nuevamente en la NBA o en un club europeo de altos vuelos que le plantee una suculenta oferta económica. Muchas dudas, en definitiva, que con el paso del verano se irán resolviendo.