Se alegraría ayer Manel Comas de lo lindo desde el retiro en el que está recuperándose satisfactoriamente de su grave enfermedad cuando vio a su querido Baskonia aplicar una de esas tácticas que llevan asociadas los derechos de autor del técnico catalán. Una de ellas, quizá la más conocida, es la que bautizó como la táctica del conejo. O como ir por detrás durante muchos minutos, haciendo la goma en el marcador sin sobrepasar al rival pero sin llegar a descolgarse, para dar el golpe de gracia definitivo en el punto justo. Algo así como lo que hizo el Caja Laboral para acallar Miribilla, con el añadido de Pablo Prigioni sacándose de la chistera al susodicho animalito en los segundos definitivos como por arte de magia para conducir el partido a una prórroga en la que el equipo de Dusko Ivanovic dominó desde el inicio el marcador.
Dentro de un partido marcado por la constante igualdad, el Gescrap amenazó con la ruptura y el tercer duelo de la serie en no pocas ocasiones a lo largo del tercer cuarto. Pero cuando peor pintaban las cosas, ahí aparecía un triple baskonista para poner puntos de sutura por donde manaba la sangre. Primero fue un Nemanja Bjelica en plan estelar en el arranque del cuarto período el que solventó dos peligrosas desventajas de cinco puntos (66-61 y 69-64).
Impresionante el cambio que ha dado el serbio a lo largo de los últimos meses. Reconvertido ya a interior a tiempo completo, su presencia sobre la cancha se ha vuelto indispensable. Ayer, en el arranque del último cuarto, asumió galones de capitán general y firmó tres acciones de manera prácticamente consecutiva de esas que solo las grandes estrellas son capaces de protagonizar. A los dos reseñados triples hay que añadir una acción de tapón sobre penetración de Mumbrú y bandeja corriendo el contraataque como a la antigua usanza hacían los cincos, por el medio y llegando el último cual tráiler. En total, Nemanja consiguió en ese tramo nueve puntos que fueron decisivos para que el Caja Laboral siguiese cosido al partido, pero tan importante como esa anotación fue su labor defensiva, donde le tocó emparejarse en la pintura durante muchos minutos con D'or Fischer volviendo a demostrar que sus largos brazos son de gran ayuda en la batalla de la zona.
Después sería Brad Oleson el encargado de recortar la que fue la máxima renta bilbaína, seis puntos (77-71). Para el final quedaría la primorosa resurrección de Prigioni, quien tras verse claramente sobrepasado por Aaron Jackson empezó con un triple con cinco abajo (81-76) su particular clínic final al anotar los siete últimos puntos baskonistas que condujeron el partido a la prórroga.
al ritmo de pablo El timonel azulgrana, inasequible ayer al sobreesfuerzo de tener que jugar más de 38 minutos, impuso al final la cordura sobre el caos. El Bilbao Basket es un equipo que juega a rachas, al electrizante ritmo que marca un Jackson que no tiene término medio. El cuarto período que firmó el líder bilbaíno fue antológico, con catorce puntos en ese tramo decisivo a base de constantes unos contra uno, penetraciones y lanzamientos exteriores que dejaron a su equipo al borde de la victoria. Pero no contaba con la resurrección de todo un carácter como el del argentino que lidera en la pista a este Baskonia.
Prigioni estaba naufragando en los minutos definitivos por su incapacidad de frenar las individualidades de Jackson (20 puntos, 4 rebotes, 3 asistencias y 25 de valoración), pero en ese momento el director dio paso al ejecutor. Dos tiros libres (79-76), el ya mentado triple (81-79) y la jugada final con uno contra uno, bandeja y canasta que mandaba el partido a la prórroga (81-81) y que bien pudo llegar acompañada de una falta adicional que se quedó por el camino. Mientras, su antagonista erraba el tiro final que hubiese decantado la balanza. Se consumaba el éxito de la conejil táctica.
Con esos siete puntos consecutivos, la mano ejecutora de Prigioni mandaba el partido a la prórroga, donde él mismo fue decisivo anotando los dos últimos tiros libres. Un conejo de la chistera el que se sacó el base argentino (13 puntos, 6 rebotes, 6 asistencias y 17 de valoración) para culminar exitosamente esa particular táctica a la que tanta fama le dio Comas.