Vitoria. Apenas lleva cuatro días enfundado en la elástica baskonista, pero para él es "como si me hubiera ido de viaje y al volver todo está como lo dejé". A sus 34 años, Pablo Prigioni emprende la búsqueda de su segunda juventud en el mismo hogar que le convirtió en lo que es. Pocas cosas han cambiado desde su polémica marcha al Real Madrid. "Dusko tiene alguna cana más, pero eso es todo", apunta entre risas el timonel argentino, que tras aterrizar el pasado jueves en Vitoria fue presentado ayer como nuevo jugador del Caja Laboral, con un contrato de una temporada. La camiseta con el número 5 a la espalda recupera su antiguo dueño, el mismo que acaparó la ira de la afición azulgrana durante sus dos campañas como madridista. Frases como "vengo al Madrid a ganar títulos", "el Madrid me va a dar ese plus que me faltaba en el Baskonia" o aquel "la grada del Buesa se ha llenado de mediocridad" retumban ahora en su cabeza como síntoma de una época marcada, como bien aseguró ayer, "por la frustración". "Me he disculpado por aquello y si tengo que hacerlo de nuevo, encantado. Fueron frustración pura. Cada vez que venía a jugar aquí lo pasaba muy mal y deseaba no tener que jugar. Pero si pensara lo que dije no hubiera venido", admite.
Tanto él como el club confían en que la afición sea capaz de perdonar sus declaraciones y acepten lo que parece una disculpa sincera. Algo que podrá comprobarse el domingo cuando el Baskonia reciba al Real Madrid en un trofeo Diputación que servirá para inaugurar la remodelada plaza de toros. Cuestionado sobre su exequipo, Prigioni tuerce el gesto y reduce su oratoria a la mínima expresión.
No hay que ser especialmente avispado para comprobar que su etapa en el Madrid es un estigma que prefiere sanar a base de olvido y pensamientos de futuro. "Coincide que el Madrid será el rival de este partido, pero más que eso lo que me preocupa es ir conociendo a los compañeros que faltan por incorporarse a los entrenamientos y empezar a prepararnos para la temporada. Sobre mi marcha al Madrid, bueno, en ese momento pensé que lo mejor era tomar ese camino y lo tomé, como ahora hago volviendo. No le doy muchas vueltas. Lo que pasó, pasó", zanja Prigioni, que además del Caja Laboral manejaba propuestas de lugares tan dispares como Rusia. "Había opciones de varios sitios, pero para mí lo principal era estar en un equipo competitivo con opciones de pelear por ganar. Me siento física y mentalmente preparado para seguir jugando a este nivel y quiero ganar títulos siempre. Pero esto no es el tenis, aquí ganar depende de muchas cosas", matizó finalmente Prigioni, cuyo excepcional Torneo de las Américas le ha insuflado una importante dosis de autoestima: "Puedo llegar a jugar al mismo nivel que antes. Soy capaz de mejorar cada año". Loco por demostrar que puede ser el mismo hombre que guió al cuadro vitoriano con sapiencia durante tantos años, Prigioni intentará recuperar el estatus que perdió hace dos años. Su triunfo será el éxito del Baskonia.