Vitoria. El Baskonia acostumbra a medir al milímetro y estudiar a fondo cada movimiento en los despachos. Fichar por fichar es una consigna vetada que puede acarrear funestas consecuencias para el futuro, de ahí que la paciencia sea la mejor consejera a la hora de configurar la plantilla. Y este verano donde ha optado por alterar drásticamente la fisonomía de su juego interior no está siendo la excepción que confirma la regla. Entre los múltiples ofrecimientos de los agentes y el propio estudio de mercado efectuado por la secretaría técnica durante los últimos meses, los pívots tanteados por el club han sido incontables. Sin embargo, sólo Maciej Lampe ha pasado a engrosar la planilla azulgrana mientras otros interiores están quedando descartados por diferentes razones.

Dusko Ivanovic debe recibir todavía la llegada de dos hombres altos que secunden al estadounidense con pasaporte polaco y Mirza Teletovic en la pintura, pero todo hace indicar que este propósito tardará en hacerse realidad. Y no será por la falta de aspirantes que figuran desde hace semanas encima de la mesa, quienes han empezado a buscar acomodo en otros lugares impotentes por la falta de noticias procedentes del Buesa Arena. Los postes de calidad escasean en un mercado cada vez más huérfano y, salvo Lampe, el Baskonia no ha pujado lo suficiente por hombres de controvertida calidad que no cuadran con las altas expectativas del universo azulgrana. Por eso, antes de fichar medianías, se trata de ganar tiempo para que las figuras realmente apetecibles rebajen su caché y se pongan a tiro.

Desde que Stanko Barac y Esteban Batista emigraron con destino a Estambul, Josean Querejeta -lógicamente con la connivencia de un Dusko Ivanovic con las preferencias bien definidas- ha ido descartando diferentes opciones para ocupar el vacío dejado por ambos. Para el puesto de ala-pívot, el club vitoriano preguntó por el exestudiantil Caner-Medley, pero nunca trasladó una oferta a su agente. Dragicevic, uno de los muchos temporeros que reclutó durante el pasado ejercicio, permaneció hasta hace días en la recámara hasta su fichaje por el Spartak de San Petersburgo y uno de los últimos ofrecimientos ha sido Vladimir Dasic, cuyas fallidas experiencias en el Real Madrid y Gran Canaria pesan en contra en la balanza a la hora de abordar un posible aterrizaje.

Más numerosa es la lista de cincos puros tachados de la lista para haber podido vestir la elástica baskonista. El técnico montenegrino busca pívots móviles y dinámicos que se amolden a su ideario baloncestístico, unas características que no aúnan varios de los nombres que figuraron en algún instante con el cartel de futuribles. Es el caso del fornido Kyrylo Fesenko, que mantiene negociaciones avanzadas con el Dnipro Dnipropetrovsk ucraniano, D'or Fischer -cerca de recalar en el Bilbao Basket una vez se desvincule del Real Madrid-, Primoz Brezec, que continuará su carrera en el Lokomotiv Kuban ruso, o Andrew James Ogilvy, cuya insuficiente progresión no le ha hecho merecedor de ingresar en el conjunto vitoriano y ha volado con destino a Valencia.

El problema reside en que el abanico de posibilidades -especialmente baloncestistas que carezcan de contrato en vigor- es cada vez menor y el mercado no ofrece excesivas gangas que hagan que los rectores apuesten decididamente por alguien en concreto. Mientras las cuerdas interiores de otros grandes de la Liga Endesa y de la Euroliga se encuentran prácticamente perfiladas, el Baskonia debe acometer dos fichajes de calidad que doten a la pintura de la añorada estabilidad que se perdió por el camino cuando Tiago Splitter puso rumbo el pasado verano a los San Antonio Spurs.