Después de 17 temporadas entrenando en la ACB sigue alejado de las canchas. Ahora que lo ve desde fuera, ¿se respeta cada vez menos el trabajo del entrenador?

Escuché una frase de Josean Querejeta hace muchos años en la que dijo algo en lo que estoy de acuerdo con él, porque aunque hemos competido veces y hemos tenido nuestros más y nuestros menos eso no quita el reconocimiento público que hago de su labor. Su frase era: "Prefiero un gran entrenador que un gran jugador". No todos sus colegas tienen esa capacidad, esa visión y esa paciencia. Él ha encontrado a Ivanovic y le ha dado una confianza permanente. Aunque habrá gente que comparta o no sus métodos de trabajo siempre ha estado en primera línea. Ningún club ha sabido ver esa capacidad en su entrenador, que con sus cosas, que cada uno tenemos las nuestras, se lo ha ganado. Casi todos los clubes siempre transmiten cierta sensación de provisionalidad en los banquillos, de saltar por los aires en cualquier momento. El Baskonia nunca lo ha transmitido.

Supongo que el Real Madrid, al que usted conoce bien, es uno de esos clubes de los que habla. ¿Qué le parece la apuesta por un hombre joven como Pablo Laso?

(Se lo piensa) ¿Qué puedo contestar? (risas) Hace un par de semanas me preguntaron quién podía entrenar al Madrid, y yo contesté que nadie. Nadie puede entrenar al Madrid tal como está montado ahora mismo ese club. Su banquillo se ha convertido en una trituradora de entrenadores. Uno ve ahora a Pablo Laso y te da hasta pena. Ojalá las cosas le salgan bien, no tengo dudas de su capacidad y es un entrenador joven que busca su consolidación en esta compleja y exigente profesión. En San Sebastián lo ha ido haciendo con mucho esfuerzo para mantenerse, y esas cosas curten a un entrenador. Ahora da este salto a un banquillo eléctrico en el que cuando buscaron un Mourinho para el baloncesto, como Messina, salió corriendo. Al final han buscado a uno de los pocos entrenadores españoles que no han pasado por ahí y han acabado triturados. No es una cuestión de él, es el concepto, la mentalidad de club.

A finales de agosto arranca el Eurobasket, en el que España logró una medalla de bronce en 2001 con usted al cargo. ¿Ha cambiado mucho la selección en esta década?

La selección es un ente vivo que sufre sus evoluciones y regresiones. Ahora empieza a vivir una transición de una generación mágica como fue la de los ochenta. Gente como Garbajsoa, Jiménez o Mumbrú, que eran claves en el engranaje, ya no van a estar. Últimamente las noticias han estado más en las bajas que en las altas, pero la verdad es que la vuelta de Pau Gasol es fundamental si se quiere abordar este reto con garantías. No lo van a tener nada fácil, pero confío en su competitividad.