Dusko Ivanovic no se casa nunca con nadie. Así lo ha demostrado durante sus ocho temporadas de militancia baskonista. Da igual que sea uno de los jugadores mejor pagados de la plantilla o que aterrizara el pasado verano precedido de una excelente fama tras su dorado ciclo en Polonia. Si alguien no exhibe la mentalidad guerrillera que exige a cada uno de sus pupilos, está condenado irremediablemente al banquillo. En esa peligrosa tesitura se halla actualmente un David Logan cuyo ostracismo en la jornada de ayer resultó altamente preocupante.

El estadounidense con pasaporte polaco disputó únicamente cuatro minutos y medio en los albores del segundo cuarto antes de desaparecer misteriosamente. En realidad, el técnico de Bijelo Polje volvió a penalizar su deficiente trabajo defensivo en ese tramo de la confrontación donde el Joventut vio el aro visitante con inusitada facilidad. Esa decisión no se enmarca dentro de la casualidad, ya que llueve sobre mojado. El exterior acumula ya varios partidos en los que no exhibe la intensidad que demanda un equipo como el Caja Laboral.

Pese a que Logan materializó dos canastas en ese intervalo, el hombre al que debía parar en defensa (David Jelinek) hizo lo propio, lo que motivó la ira de un Ivanovic que ya no volvió a requerir los servicios del norteamericano en toda la segunda mitad. Oleson y Ribas se repartieron los minutos en su lugar, mientras su figura se hundía en el fondo del banquillo. Con las series finales a la vuelta de la esquina, emerge otro foco de preocupación.