vitoria. Se veía venir y finalmente estalló. Era la crónica de una marcha anunciada. Ettore Messina ya es historia en el Real Madrid después de que ayer presentase su dimisión irrevocable al frente del equipo merengue, que vive horas de auténtica convulsión. La bochornosa derrota -la primera de la temporada en la Caja Mágica- del pasado jueves en la Euroliga contra el Montepaschi Siena fue la gota que colmó el vaso de la paciencia del reputado técnico italiano, cuya estancia al frente de la Casa Blanca ha acabado como el rosario de la Aurora y abandona la Liga ACB por la puerta de atrás sin añadir ningún título a su dilatado palmarés.

Messina, que no admitió preguntas en la rueda de prensa posterior a la cornada frente a los toscanos, le comunicó el jueves por la noche a sus jugadores en el vestuario, y luego al encargado de la sección de baloncesto, Juan Carlos Sánchez, que se iba. La pésima actitud del equipo durante el partido -"hemos faltado al respeto a la gente, pido disculpas. Esto no puede volver a pasar. Es difícil de aceptar por la gente que compra una entrada y a lo mejor mañana se levanta a las siete de la mañana", llegó a afirmar visiblemente enojado-, fue la gota que colmó el vaso a la hora de anunciar su drástica decisión. Hoy dará más explicaciones en una rueda de prensa que se presume de lo más caliente a partir de las 11.00 horas de la mañana.

Los rectores del club fueron incapaces en la jornada de ayer de convencerle para que cambiara de idea y siguiera adelante con un proyecto que empezaba a funcionar pese a las últimas derrotas. Messina, considerado el mejor técnico de Europa, aterrizó en Madrid de la mano de Florentino Pérez tras haber triunfado en el CSKA -con el que logró dos títulos de la Euroliga, sumados a los dos que había conquistado con la Virtus Bolonia- con la premisa de reflotar la sección y guiar de regreso al club a la primera escena europea.

En su primera temporada, el de Catania logró llevar al equipo a la final de la Copa del Rey, donde perdió de forma abultada ante el Barcelona, que también le dejó fuera en los cuartos de final de la competición europea, mientras que en la ACB no pasó de las semifinales, eliminado por el Caja Laboral. Entonces, ya puso su cargo a disposición del club, que respaldó su trabajo, y acometió un nuevo proyecto, que durante estos últimos meses estaba presentando buenas perspectivas pese a los últimos tropiezos.

A lo largo de este curso, el preparador transalpino ya había dejado entrever en varias ocasiones su malestar con la prensa y que varios jugadores no entraban en sus planes, contando con ellos en la plantilla, pero apenas otorgándoles minutos de juego. Además, sus declaraciones en la Fundación Ferrándiz en las que aseguraba que el Real Madrid no estaba obligado a ganar antes de la Copa del Rey, abrieron la caja de los truenos en una entidad caracterizada por el triunfo, mientras que en la cita copera su comparación con los palestinos tampoco sentó bien en el seno de la entidad. La decisión de sacrificar a Jorge Garbajosa también supuso un duro golpe para algunos jugadores que mantenían una buena relación con el de Torrejón de Ardoz. Todo eso ha desembocado en su marcha, aunque deja un pequeño legado. Su compatriota, Emanuele Molin, con el que trabajaba desde 2000, se convierte por primera vez en primer técnico de un equipo profesional. El Joventut será hoy (18.00 horas) su primera reválida.