Vitoria. Nadie al comienzo de la presente Euroliga pensaba que a estas alturas el Caja Laboral iba a encarar un tramo final de la primera fase como el que arranca esta tarde ante el Asseco Prokom (20.30 horas/ETB-1). Después de sumar cuatro derrotas consecutivas en la competición continental por primera vez en su historia, el cuadro vitoriano tiene ante sí su primera gran final de la temporada, por mucho que aún estemos en pleno mes de noviembre. Para el Baskonia, caer derrotado ante el conjunto polaco significaría dejar de depender de sí mismo en lo que resta de fase regular y tener que aguardar un error del resto de oponentes del grupo A con los que pugna por entrar en el Top 16.
El problema es que el Prokom aterriza en Vitoria en estado de coma -ha caído en diez de los dieciséis partidos que ha jugado hasta ahora sumando todas las competiciones- pero con la exigua esperanza de asaltar el Buesa Arena y regresar a Gdynia con un último soplo de vida a costa de un cuadro azulgrana que en la ida se impuso por 73-80. Aquella fue su última victoria antes de iniciar una caída en picado a la que debe poner punto final esta tarde, cuando, por cierto, saltará al parqué del pabellón de Zurbano conociendo de antemano el resultado del duelo entre Khimki -principal referencia para los baskonistas en estos momentos al estar igualados en la tabla- y Partizan de Belgrado.
stanko barac Como viene ocurriendo en los últimos encuentros, en el choque de hoy el Caja Laboral llegará tan lejos como Stanko Barac estime oportuno. No tanto por su poder ofensivo, sino por su capacidad para intimidar en la pintura cuando los jugadores del Prokom se atrevan a adentrarse en la zona. La escuadra de Tomas Pacesas basa su juego en sus estiletes de raza negra -J.R. Giddens, Daniel Ewing y Bobby Brown- y la intermitente presencia bajo el aro de Ratko Varda. Un estilo basado sustancialmente en el individualismo de sus tiradores, aunque ninguno de ellos ha logrado hasta ahora hacer olvidar la consistente y determinante dupla que formaron la pasada campaña el baskonista David Logan y Qyntel Woods, ahora exiliado en Rusia con la elástica del Krasnye Krylya de Samara.
Sin margen de error desde el mismo instante en el que el balón se eleve en el aire, el Caja Laboral inicia un intrincado camino, complicado pero ni mucho menos imposible de acometer, que le obliga a ganar los tres encuentros que restan en el Buesa -Prokom, Khimki la semana que viene y Partizan en la jornada final- para evitar lo que sería un inesperado y traumático batacazo continental. Afortunadamente, todo depende de su trabajo.