abuen seguro que la gran mayoría de los aficionados baskonistas recuerda cómo fueron los últimos segundos del apasionante tercer partido de la final de Liga disputado el pasado 15 de junio en el Buesa ante el Barcelona. Seguro que todos ellos tienen guardados en su retina los gestos de San Emeterio pidiendo calma. "Tranquilos que todavía tengo que meter un tiro libre", dijo entonces.
Pues bien, al alero cántabro no le falló el pulso y metió dentro la pelotita. El posterior lanzamiento de Basile no llegó a su destino, provocando el delirio entre la afición baskonista y sus jugadores. Estos se abrazaron en la pista, abrazaron de forma efusiva al santo San Emeterio y se olvidaron del balón con el que ganaron la tercera Liga. ¿Qué fue de él? ¿A dónde fue a parar?
Ni los protagonistas lo sabían. Tan eufóricos y metidos en la fiesta estaban todos ellos que no repararon en recuperar tan preciado trofeo, protagonista principal sin duda alguna de un momento histórico del cuadro gasteiztarra.
El propio San Emeterio así lo constató ayer momentos después del choque ante el Barcelona. "Viendo las imágenes del partido, sé que el balón me vino a mí y le pegué un puñetazo y ya no sé que fue de él a partir de entonces". Pues bien, la pelota en cuestión fue a parar a manos de Patxi Jarit, un aficionado de Zumárraga, que acude de forma asidua al Buesa Arena y que ese día disfrutó del título de campeones desde una posición privilegiada. "Estábamos sentados en primera fila, frente a los banquillos, y salió rebotado hacia nosotros. Lo cogí y todos los de alrededor me felicitaron porque me llevaba un tesoro".
Pese a ser consciente de que entre sus manos tenía toda una joya, por la que muchos aficionados hubiesen pujado importantes cantidades, a Jarit ni se le pasó por la cabeza hacer negocio con el balón, sino que incluso desde el primer momento pensó en devolver tan preciado trofeo al jugador baskonista, a quien este vecino de Zumárraga consideró en todo momento el verdadero dueño del mismo. "Algunos ya me dijeron que lo pusiera en Ebay, pero no pensé en ningún momento en hacer una cosa así".
No en vano, Jarit, quien regenta uno de los bares más conocidos de Urretxu: el Laket, sede de la peña realista Musti Taldea, tenía claro que para San Emeterio dicha pelota sería de las más importantes que ha tenido entre sus manos a lo largo de su carrera y por ello estaba dispuesto a regalársela. "Para él fue el momento de su vida, por lo que si le apetece llevarse el balón se lo entregaré encantado", comentó a DNA días después de la final.
Pues bien, ayer se produjo el reencuentro entre estos tres protagonistas. San Emeterio, Jarit y el balón. ¡Qué hay de nuevo viejo!, pudo ser sin lugar a dudas el primer pensamiento que le vino a la mente al exterior baskonista tras volver a tener entre sus manos el balón con el que ganó la final.
Su rostro, una vez recibido el preciado trofeo de manos de este fiel seguidor, dejaba claro la alegría que suponía reencontrarse de nuevo con este viejo amigo que tantas alegrías deparó a él y a la afición baskonista. Así lo expresó ayer el propio jugador. "Se hace bonito para mí disponer de este balón. Cuando acabó el partido, pues simplemente pensé en celebrarlo y no me acordé para nada de él", apunta.
Sin embargo, minutos después, una vez que llegó un poco la calma -pero el balón en cuestión había desaparecido- sí que vino a su cabeza a dónde hubiera ido a parar el balón. Nada se sabía de él y el santanderino lo dio por perdido. "No lo esperaba recuperar".
Por eso, ayer no pudo ocultar su alegría al volver a tenerlo de nuevo entre sus manos. "Supuse ya que ese balón, el que lo hubiera cogido, se lo habría quedado para él". No ha sido así. Patxi Jarit se lo devolvió a quien considera "su dueño", gesto que San Emeterio agradece sobremanera. "Ha sido un buenísimo detalle y se lo agradezco especialmente, ya que es una alegría para mí. La verdad es que estoy muy agradecido", repitió el alero del Caja Laboral.
Todos contentos. El balón está donde tiene que estar. Así lo ve Patxi Jarit. "Se lo quería dar a él. Es suyo. Nosotros ya disfrutamos en la final y creo que él disfrutará teniendo este balón y, por eso, siempre he pensado en regalárselo".
No quedó ahí el intercambio de presentes. El jugador también quiso agradecer el gesto de este aficionado y tener un detalle con Patxi, a quien regaló una camiseta, algo que este guipuzcoano agradeció notablemente. "Es un placer recibir una camiseta de alguien cómo él", apuntaba mientras San Emeterio disfrutaba con su balón de la final. "Lo guardaré con mucho cariño", precisó el exterior baskonista. De hecho, aunque no sabe aún si pedirá a sus compañeros que se lo firmen, sí tiene claro dónde colocar tan preciado trofeo. "Lo guardaré en ese cuartito que todos los jugadores tenemos con camisetas y recuerdos especiales y ahí se quedará para siempre". Eterno, como la amistad que ha surgido entre estos dos protagonistas, jugador y aficionado. De hecho, este último ya ha pensado en invitar a su sociedad a San Emeterio.
Quién sabe si quizá se vean antes. San Emeterio incluso sopeso ayer la posibilidad medio en broma de reclutarle para las filas baskonistas. Y es que habida cuenta de los problemas que tienen los de Ivanovic con el rebote y la habilidad que demostró Jarit el día de la final para coger el rechace más disputado de todo el partido, el cántabro lo vería como un buen refuerzo para la pintura. "Lo mismo tendríamos que hablar con Josean, ya que a lo mejor es el cinco que necesitamos".