Vitoria. Una de las grandes miserias del deporte profesional es que no conoce el significado de la palabra tregua. Los calendarios ejercen su indiscutible tiranía y no permiten a los protagonistas el más mínimo momento de relajación para disfrutar de lo conseguido. Sin embargo, esta moneda dispone también de la otra cara. Esa que ofrece oportunidades para desquitarse de los posibles errores cometidos sin que haya que sufrir largos periodos de purgatorio. Precisamente a esta situación a la que se aferrarán esta tarde (Buesa Arena, 18.00 horas) con todas sus fuerzas Baskonia y Barcelona.

Porque tras saldar sus respectivos compromisos en la Euroliga frente a Partizan y Montepaschi Siena con sendas derrotas, ambos observan el exigente duelo que les coloca frente a frente como una ocasión inmejorable para regresar a la senda perdida y, de paso, asestar un golpe moral importante a un adversario directo en todas las competiciones. Y es que los cruces entre vitorianos y blaugranas se han convertido en un clásico de los últimos tiempos que siempre deparan espectáculo y dejan numerosas cuestiones para el análisis.

Esta oportunidad no podía ser una excepción y pese a que la contienda se produce todavía en los albores de la competición y no pueda equipararse a la última ocasión en la que midieron sus fuerzas -la inolvidable final de la Liga 2009-10 que el Baskonia liquidó por la vía rápida gracias a la milagrosa canasta final de Fernando San Emeterio-, también pone importantes cuestiones en juego.

De esta manera y más allá de las secuelas psicológicas que tanto para el vencedor como para el perdedor puede producir, la cita ofrece un duelo por liderar la clasificación de la ACB. En estos momentos, baskonistas y culés comparten el privilegio con el Real Madrid. Pues bien, poco después de las ocho de esta tarde uno de los dos se verá obligado a descender un peldaño mientras que el otro disfrutará de una balsámica victoria que le permitirá dejar atrás los sinsabores de la competición continental.

En cualquier caso, lo que a priori parece asegurado es que solamente empleándose al máximo de sus posibilidades podrá cualquiera de los contendientes llevarse el gato al agua. En una contienda de semejante envergadura, el más mínimo despiste se paga a precio de diamante y ni Caja Laboral ni Barcelona destacan precisamente por su misericordia con los adversarios heridos. A la menor oportunidad se lanzarán como perros de presa sobre el rival para causarle el mayor destrozo posible y dejar marcado un territorio en el que, si se cumplen las previsiones, ambos volverán a encontrarse en el futuro con títulos ya en juego.

incógnitas Por lo que respecta a la intención de Dusko Ivanovic y Xavi Pascual, la única duda estriba en el estado del norteamericano Marcus Haislip, al que a última hora de ayer se decidió mantener en la nómina baskonista en detrimento de Musli, que se queda fuera de la lista. El cuatro americano no estará ni mucho menos al cien por cien como consecuencia de los problemas físicos que ha sufrido pero al menos podrá aportar su granito de arena. Algo que sin embargo no podrá hacer en el bando barcelonista Juan Carlos Navarro. Y es que La Bomba, que era duda hasta el último momento finalmente no viajó ayer junto al resto de la expedición al no poder superar las molestias que arrastra en la espalda.