Fernando San Emeterio se halla en su madurez como baloncestista. Por méritos propios, se ha convertido en el pulmón del Caja Laboral y la prolongación de Ivanovic sobre la cancha. El cántabro firmó ayer en tierras levantinas una actuación memorable, disfrazándose de Robocop para liderar al equipo hacia un triunfo de prestigio. Tras su participación en el Mundial de Turquía y un ajetreado verano donde apenas ha tenido descanso, algunos sospechaban que lo pasaría mal y que su cuerpo se resentiría en estos albores de temporada. Nada más lejos de la realidad. Pese al atracón de minutos -ayer casi 38-, se ha tornado insustituible e imprescindible. Su supervivencia ha quedado constatada en el pasado y sólo queda cruzar los dedos para que mantenga este nivel sensacional. Ante los de Hussein, se multiplicó y manchó su estadística con puntos, rebotes, robos, asistencias, faltas recibidas...
Otra de las noticias positivas de ayer vino derivada del rendimiento de Bjelica, quien por fin despertó del letargo y aprovechó la baja de última hora de Rancik para cuajar sus mejores minutos como azulgrana. Como falso cuatro, fue un peligro constante para la defensa levantina, abrió el campo e incluso se permitió el lujo de machacar el aro tras un rebote ofensivo. Lo que se espera, en definitiva, de la mayor apuesta para este curso.