Vitoria. Dusko Ivanovic ha tejido un plan especial en esta final para convertir a dos rutilantes estrellas como Ricky Rubio y Juan Carlos Navarro en casi dos jugadores del montón y andar por casa. Los dos internacionales españoles, incluidos en el mejor quinteto de la competición y con una calidad fuera de toda duda, no han dado rastro de vida en los dos duelos celebrados en el Palau, en parte por el descomunal rendimiento defensivo de la cuerda exterior alavesa. La joya nacida en El Masnou, incapaz de avivar el juego y a merced del son impuesto por Marcelinho, ha pecado de inexperto en situaciones donde acostumbra a comportarse como un base curtido en mil batallas. Hasta el punto de que Pascual ha optado por Lakovic en su lugar para disputar los minutos calientes. Un detalle sintomático de la inestabilidad blaugrana.
Por su parte, Navarro apenas puede despojarse los grilletes colocados por sus numerosos defensores. De hecho, Ivanovic está recurriendo a tres jugadores para minimizar su caudal ofensivo. Oleson comienza esta tarea de acoso y derribo hasta que generalmente suele tomarle el testigo otro perro de presa como Ribas, siendo English otra buena alternativa que contribuya a su desquiciamiento. Sus célebres penetraciones en las que irrumpe por el medio de la zona siempre se han visto obstaculizadas por la presencia uno o varios defensores bloqueándole el paso. Sólo queda confiar en que uno y otro no vuelvan por sus fueros en Vitoria.