vitoria. Defensa, defensa y más defensa. Dusko Ivanovic ha impregnado su particular filosofía del baloncesto al equipo, basada siempre en un espartano trabajo de contención que ahogue a las estrellas rivales. El Baskonia, del que se había cuestionado durante muchos compases de la actual temporada su debilidad en esta faceta del juego, está cimentando sus éxitos por la vía del esfuerzo y sacrificio. Posee recursos ofensivos para salir del brete, pero lo que realmente hace de él en la actualidad un conjunto fiable es su abrasiva intensidad para empequeñecer a rivales de toda clase.
Si el Real Madrid ya fue víctima en semifinales de esta atosigante presión al acabar varios partidos con una anotación ridícula, el todopoderoso Barcelona -poblado de estrellas en todos los puestos y con un poderío ofensivo fuera de lo común- siguió el pasado jueves su misma estela. De hecho, los 58 puntos firmados por el conjunto catalán supusieron su anotación más paupérrima de la presente temporada, un mérito achacable en parte a la pizarra del meticuloso preparador montenegrino.
En los dos anteriores duelos ante el ogro blaugrana, la sangría había resultado descorazonadora. Si en la cita del Palau la tropa alavesa encajó 100 puntos, en el choque de vuelta celebrado en el Buesa Arena recibió 86. Y es que poco tiene que ver el actual Baskonia con aquel grupo tibio de la fase regular en la que realizaba excesivas concesiones en este capítulo.
Salvo Teletovic y Eliyahu, dos cuatros livianos que suelen purgar su desventaja física en el poste bajo, los restantes integrantes azulgranas ya han dado muestras de sus notables aptitudes defensivas. Especialmente en la batería exterior, Ivanovic dispone de numerosos perros de presa capaces de hacer la vida imposible a las estrellas europeas más rutilantes. Desde que arrancaron las series finales por el título, el Caja Laboral ha elevado sobremanera sus prestaciones en el apartado por el que su técnico siempre ha sentido una especial devoción.