Vitoria. Un equipo que maneja presupuestos más propios de un banco puede conseguir todo lo que se proponga. Puede crear una galaxia entera en sólo un verano, o atraer a su regazo a los mejores jugadores del panorama continental. Incluso a aquellos que tienen marcado a fuego en su piel el logotipo de la NBA, como es el caso de Tiago Splitter. El pívot brasileño, cuyo concurso el próximo jueves ante el Khimki sigue en el aire, es el nuevo y principal objeto de deseo de un club que el pasado domingo vio cómo el todopoderoso Barcelona le pasaba por encima como una apisonadora. Según ha podido saber este periódico, el Real Madrid, alentado por un Ettore Messina consciente de que en el despacho más grande del Bernabéu hay un hombre dispuesto a satisfacerle, ha engrasado durante esta Copa del Rey la maquinaria necesaria para completar una operación que puede culminar con el cinco baskonista en Madrid a final de temporada.
No será fácil. El sueño de la mejor Liga del mundo sigue muy presente en Splitter, pero su juventud -cumplió 25 años en enero- le otorga un salvoconducto de dos o tres temporadas para retrasar su salto y cruzar después el charco hacia una franquicia -los San Antonio Spurs- que ansían sin embargo contar con sus servicios de manera inminente. Pero el Madrid está dispuesto a iniciar una encarnizada lucha con billetes en lugar de espadas para que el mejor pívot de Europa luzca la elástica blanca junto a su amigo Pablo Prigioni. Y todo por expreso deseo del técnico italiano, que ha colocado el nombre del jugador de Joinville en lo más alto de la lista de fichajes para apuntalar a su equipo. Lo hizo hace tiempo, antes incluso de que la final copera sacara a la luz las vergüenzas de una escuadra que, aun arrasando en ocasiones -como demostró frente al Baskonia- acarrea un rendimiento menor de lo esperado en alguna de sus piezas interiores. Tras gastarse lo que no está escrito para competir en logros con el cuadro catalán, Florentino Pérez se ha topado con una realidad en la que sus pupilos acaban de recibir una humillación pública en el BEC al tiempo que se tambalean en el Top 16.
El presidente del Real Madrid se quedó en verano sin su Cristiano Ronaldo de la canasta cuando Ricky Rubio fichó por el Barcelona a cambio de 3,7 millones de euros y, aunque el baloncesto no es ni mucho menos su fuerte, aceptaría rascarse el bolsillo para dar un golpe sobre la mesa y retrasar la marcha de Splitter a la NBA a cambio de un contrato digno del cinco más determinante que queda en la Euroliga, con permiso de Nikola Pekovic. Y es precisamente el completísimo jugador serbio el otro nombre propio que podría hacer descarrilar el asalto merengue por Splitter.
Al jugador del Panathinaikos le resta todavía un año más de contrato en Grecia, pero su futuro está cada vez más cerca de los Minnesota Timberwolves, que draftearon al antiguo poste del Partizan en 2008. Si finalmente Pekovic hace las maletas hacia la franquicia de Minneapolis, el PAO tiene al brasileño en su lista de pretensiones, aunque en Atenas sostienen que será otro hombre del conjunto de Belgrado, Aleks Maric, el encargado de suplir a Pekovic en la zona. De cualquier forma, el culebrón Splitter empieza a tomar forma. Aunque el capitán azulgrana finaliza su vinculación en 2012, su contrato establece una cláusula de salida especial al finalizar la presente campaña. Si el destino es la NBA, la cantidad a pagar ronda el millón de dólares. Si no se mueve del viejo continente, esa cifra se eleva a cotas mucho más altas. Pero para un hombre que paga 94 millones de euros por un futbolista, cualquier cantidad que cuente con un único dígito junto a la palabra millones es una minucia.