En Fuenlabrada, un club modesto y muy necesitado de dinero para asentarse en la ACB, ya se frotan las manos. La posibilidad de hacer negocio a corto-medio plazo con Esteban Batista, una de las sensaciones de la ACB hasta la fecha, empieza a hacerse realidad. Fichado este verano para las tres próximas temporadas tras recorrer medio mundo durante el último lustro, este uruguayo se halla predestinado a dar el salto a un club más poderoso que el madrileño.

Si ya es una pieza que de por sí ha sido seguido por muchas secretarías técnicas con la chequera repleta de ceros, su inminente nacionalización española -producto del matrimonio- va a revalorizar más si cabe su pujante valor en el mercado. Cualquier interesado, eso sí, deberá pasar antes por caja y abonar un oneroso traspaso al Fuenlabrada, que recientemente ya justificó sus hábiles dotes negociadores con el Real Madrid y el Unicaja a la hora de desprenderse del ya baskonista Brad Oleson y Saúl Blanco respectivamente.

Batista, tentado la pasada campaña por el Caja Laboral para disputar la recta final de la temporada, es la nueva joya en el sur de Madrid. Aquel chico que iba para portero de fútbol hasta los 16 años se ha acabado destapando como un excelente gladiador para el baloncesto. Un juego en el que dio sus primeros pinitos casi de casualidad gracias a la sugerencia de un conocido en un autobús de camino a Playa Pascual, su lugar de residencia en aquella época.

La suya ha sido una progresión meteórica que, visto lo visto, no ha finalizado. Pese a sus 26 años, se está ganando a pulso una fama de nómada. Además de en modestos clubes de Uruguay, ha militado en Chile, Estados Unidos, Israel y Rusia. Igual que otros muchos, su paso por la NBA resultó frustrante, de ahí que orientase hace unos años su carrera hacia el Viejo Continente.

De momento, Batista está asombrando a propios y extraños con un rendimiento espectacular. Sus números son inmejorables, además de imprimir ese carácter guerrillero en la zona inherente a los charrúas. El de Montevideo es el tercer jugador más valorado de la ACB, tras su compañero Fitch y Splitter, el tercer máximo anotador y el segundo reboteador. En la jornada inaugural, dejó su carta de presentación en Málaga haciéndose acreedor al MPV.

Consciente de que los transatlánticos le siguen los pasos, su agente ha acelerado los trámites para lograr un cambio de status que cambiará de manera diametral su situación en el mercado. Hasta la fecha, su condición de extracomunitario le ha privado de firmar contratos más onerosos. Sin ir más lejos, el Real Madrid le cedió al Pozuelo de la LEB-2 por este motivo en el verano de 2003 tras cerrar su contratación.

El propio interesado ya asume que sus mejores momentos están por llegar. "Me quedan muchísimas cosas por realizar, conseguir títulos que no tengo. Me gustaría ganar la ACB y disputar otra final de la Euroliga". En Fuenlabrada, parece difícil.