vitoria. ¿Una soporífera matinal? Antes del salto inicial, es la pregunta que muchos se hacen. Entre que el encuentro arranca a unas intempestivas 12.30 horas y ambos equipos se hallan bastante lejos de su mejor estado de forma, los aficionados baskonistas acuden hoy bastante prevenidos al Buesa Arena a la hora de enjuiciar la vistosidad del espectáculo.
A ciencia cierta, la grada no sabe si asistirá a otra sesión de tedio absoluto como la vivida el miércoles ante el Blancos de Rueda Valladolid o, en cambio, presenciará una pequeña resurrección de un desconcertante Caja Laboral que no carbura en estos compases iniciales del curso. Sólo queda cruzar los dedos y que nadie se duerma si las cosas vienen mal dadas.
Se trata del penúltimo sprint hacia la Copa del Rey. El plantel vitoriano, tocado en su línea de flotación por las lesiones y en plena búsqueda de una identidad que le haga un equipo reconocible, afronta la visita del Fuenlabrada con la intención de sumar un nuevo triunfo que prácticamente certifique su presencia en la cita de febrero en tierras vizcaínas. Lo tiene en su mano e incluso podría asegurarse el billete matemáticamente el próximo domingo ganando en la complicada pista del Manresa.
Siendo importante garantizarse cuanto antes este objetivo que entra en los cálculos del más pesimista, los alaveses andan enfrascados en otra tarea mucho más compleja. Acorralado por un puñado de problemas físicos que están llevando por la calle de la amargura a Ivanovic, el Caja Laboral debe centrarse ahora en recuperar la salud, construir un bloque, adquirir unas señas de identidad y despojarse de una vez por todas de los grilletes que están lastrando su rendimiento tanto en ataque como en defensa.
Frente al Fuenlabrada, un rival en plena caída libre que ha encadenado cuatro derrotas consecutivas (Xacobeo, Valencia Basket, Estudiantes y Barcelona) tras protagonizar un excelente inicio de campaña, se antoja una ocasión ideal para dar el pistoletazo de salida hacia un paulatino crecimiento. Más tras confirmarse la baja de Gerald Fitch, uno de los jugadores más efímeros en la historia de la entidad azulgrana que se encuentra aquejado de un edema óseo en su rodilla izquierda y finalmente no viajó ayer a Vitoria.
un delicado estado físico Sin la amenaza del letal francotirador estadounidense, la endeble defensa baskonista podrá respirar algo más tranquila y concentrar todos los esfuerzos en el otro dúo estelar del conjunto dirigido por Luis Guil, compuesto por Chris Thomas y Esteban Batista. Del resto de nombres visitantes destaca sobremanera la presencia del incombustible israelí Tal Burstein, uno de los verdugos en aquella inolvidable Final Four de Moscú que da los últimos coletazos de su brillante carrera en un modesto de la Liga ACB.
El enigma viene derivado del dubitativo estado físico vitoriano. Salvo la conocida baja de Herrmann, ya en la recta final de su recuperación, Ivanovic contará en principio con todos sus peones. Sin embargo, Oleson y Huertas se hallan muy lejos de su plenitud física. El exterior de Alaska disputará su último partido antes de un imprescindible parón, mientras que el concurso del brasileño se antoja arriesgado tras salir de una rotura de fibras.
Su concurso es vital para dotar de más clarividencia a un Baskonia previsible que, de momento, saca los partidos adelante básicamente por las debilidades del oponente.