Católico practicante, padre de ocho hijos, médico, jefe de sección de Cardiología en el hospital Gregorio Marañón y presidente del Colegio de Médicos de Madrid. Manuel Martínez-Sellés habla hoy (17.30 horas) en el aula San Pablo sobre la importancia de defender la vida desde la gestación hasta la muerte natural en una charla organizada por el Obispado.

Se confiesa antiabortista y detractor de la eutanasia, dos leyes aprobadas y en vigor.

-Por eso, precisamente de lo que voy a hablar es de hasta qué punto algo que es legal puede no ser aceptable. El Gobierno ha legislado en contra de nuestro juramento hipocrático y código deontológico, que dice que el médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por su parte. La propia asociación médica mundial, que agrupa a los colegios de médicos, se opone tanto a la eutanasia como al suicidio con ayuda médica.

Y qué le dice a un paciente que ha decidido no vivir más.

-Lo mismo que se le dice en todo Europa, salvo Benelux y España, me interesaría por su situación, sus síntomas, por qué podemos hacer para aliviarlos y qué cuidados precisa para paliar su sufrimiento, lo que vienen a ser los cuidados paliativos; cuidados que, por cierto, aquí están en una posición muy mala, ya que tenemos menos de un tercio de los servicios recomendados; para hacerte una idea estamos entre Georgia y Moldavia.

Y si, aun así, el paciente no quiere cuidados paliativos y sí eutanasia.

-Lógicamente ejercería mi derecho a la objeción de conciencia, ya que no estoy obligado a realizar una actuación que vaya en contra de mi conciencia o principios, sería ir contra la esencia de la medicina.

No todos los médicos opinan igual.

-No voy a juzgar a otros compañeros de profesión, pero nuestro papel como médicos es ayudar, no matar.

¿Piensa que la eutanasia esconde motivos económicos, de ahorro?

-Precisamente los cuidados paliativos pueden ser beneficiosos desde el punto de vista económico en la medida que evitan continuos ingresos del paciente en el hospital. Aunque se necesita una inversión inicial, si comparamos tener o no tener cuidados paliativos, tenerlos repercute de forma positiva a nivel económico, siempre y cuando no lo comparemos con la eutanasia, claro. De hecho, casi todos los países de nuestro entorno tienen una especialidad médica en cuidados paliativos.

Ya, pero cómo se acaba con el sufrimiento de un enfermo terminal, cómo se consuela su agonía...

-Hay que ser conscientes de que su sufrimiento no se limita a los síntomas físicos, el paciente puede tener dolor, picor, falta de aire, náuseas, vómitos..., pero también hay mucho sufrimiento psicosocial e incluso espiritual. Por eso, la OMS habla de un planteamiento integral que mejore su calidad de vida, de evitar, prevenir y aliviar el sufrimiento. También destaca que esos cuidados no se pueden limitar al último momento de la vida, a veces parecen más cuidados moribundos que paliativos, lo que recomienda es que se apliquen de forma progresiva a medida que se agrava la enfermedad, al tiempo que se reducen los cuidados curativos hasta que no tiene sentido mantenerlos.

Los cuidados paliativos son también a base de medicamentos, ¿no?

-Existen muchos fármacos que controlan el dolor físico, también dispositivos que pueden paliar los síntomas y si pese a todo persiste el dolor queda el recurso de la sedación paliativa, aun a expensas de que el paciente pueda perder de forma transitoria el conocimiento.

Y, ¿dónde es mejor darlos en casa o en el hospital?

-Lo ideal es darlos donde el paciente los necesita; si preguntas, la gran mayoría te dirá que prefiere morir en su casa; lamentablemente, cada vez es más frecuente morir en los hospitales, otro síntoma de que no lo tenemos bien regulado.

¿Por qué cree que el Gobierno no apuesta por los cuidados paliativos?

-Lo desconozco, supongo que hay algo de ideología, pero tampoco lo sé porque me parece un error ligar la eutanasia a políticas progresistas y de izquierdas; se supone que las políticas progresistas tienen que velar por el más débil y precisamente es donde la eutanasia es más peligrosa. Alguien muy enfermo, pero con mucho dinero, seguramente va a acudir a una clínica privada en la que le puedan ofrecer excelentes cuidados paliativos; alguien con pocos recursos, en cambio, puede tener sensación de que es una carga para su familia o entorno.

Quiere decir que una persona puede llegar a solicitar la eutanasia no porque quiera sino para no sentirse una carga.

-Claro, por eso no entiendo el por qué de esa asociación entre políticas progresistas y eutanasia. El hecho de que menos del 3% de la población mundial viva en países donde se permite la eutanasia debería de ser un motivo de reflexión, lo mismo nos estamos equivocando yendo por ese camino.

Sin embargo, es una ley demandada, respaldada por la sociedad.

-No sé si demandada, como profesional lo que veo día a día es una gran demanda de cuidados paliativos y muy pocas solicitudes de eutanasia. Ahora bien, si a la sociedad le presentamos una dualidad: sufrimiento o eutanasia, va a elegir eutanasia porque no se le habla de la alternativa, que son los cuidados paliativos y hay mucho desconocimiento; se trata de acabar con el sufrimiento, no con el que sufre; la eutanasia va en contra de la esencia de la medicina.