una treintena de niñas y niños de la zona de Turkana Norte, en Kenia, les ha cambiado la vida y se ha abierto para ellos un futuro gracias al entusiasmo, dedicación y trabajo de una joven de Lapuebla de Labarca y a una gran cantidad de personas que han creído y confiado en el proyecto nacido bajo el nombre de Amor sin barreras, creado por Ana Baz.

Todo nació con un viaje a Nairobi para trabajar como cooperante en un orfanato donde pudo apreciar la corrupción y la desidia que se produce en algunos lugares. A su regreso comenzó una importante labor solidaria desde Rioja Alavesa, gracias al apoyo económico de muchas personas, enviando pequeñas cantidades de dinero que se destinaban a comprar alimentos para los huérfanos de ese centro. Y lo tuvo que dejar cuando la persona encargada le falló. Volvió meses después a otro lugar, a la isla de Lamu (Kenia), donde la ONG One Day Yes gestiona una escuela. Y fue entonces cuando comenzó a gestar la idea de construir una en la zona de Turkana. Cuenta Ana que la idea en realidad fue de Javier Corvo, presidente de la ONG Aztivate, que tiene en Turkana su clínica pediátrica y donde el gobierno keniata le dio terrenos para seguir desarrollando su proyecto. De esa manera "se planteó que lo mejor era construir una guardería al lado de la clínica para, junto al cuidado de su salud, poderles dar educación y alimentación. Me lo contó y así nació el Pole Pole".

La solidaridad que encontró en la gente para apoyar la idea fue enorme y dos años después, el pasado lunes, se inauguraba Pole Pole Olabide, un colegio donde cuidar, enseñar, alimentar y crear un futuro a una treintena de pequeños.

Es justo reconocer que la idea no era construir y luego abandonar. Por ello, Ana y la gente que colabora con el proyecto calcularon que, de momento, para tres años cubriendo todos los gastos se necesitaban 100.000 euros. Y fue cuando idearon que "si hay cien empresas, entre las que cada una dona 1.000 euros para los tres años, se podía cubrir toda la necesidad. Para ello creamos el colectivo Los 100 de Turkana, que lo están haciendo posible".

De momento, en la construcción del colegio han invertido 66.000 euros que lograron en cuatro meses, entre abril y julio del año pasado, cuando consiguieron recaudar 60.000 euros y Amor sin barreras puso los otros 6.000 para completar la construcción. A ellos se añaden otros 6.000 euros en equipación.

Ana Baz destaca que la transparencia, en cuanto a los ingresos y al destino del dinero, es una seña de identidad de Amor sin barreras. A través de las redes sociales dan cuenta de cada céntimo y "la gente nos dice que sigamos así, que es algo que nos destaca y que nos diferencia de otras asociaciones. Y esto nos genera muchísima confianza".

Llegado el momento de abrir el Pole Pole Olabide, para apoyar a la directora, a los maestros y al personal de la escuela acudieron desde Álava Ana Baz, dos profesoras en representación de Ikastola Olabide, el empresario Javier Amutio y su familia y dos colaboradoras de Amor sin barreras. Entre todos organizaron la inauguración, preparando cenas, zona de siesta para los pequeños, el material que llevaban desde Álava... "Y cuando iba a comenzar la ceremonia comenzó a llover de una forma importante, algo que no suele ocurrir en esta zona. Todo se retrasó tres horas y los niños fueron llegando calados de agua y los tuvimos que llevar a la zona donde está el carbón de cocinar y allí les entregamos sus uniformes para que estuvieran secos", cuenta Ana Baz.

El incidente no fue un obstáculo para llevar a cabo la inauguración, donde lo primero que llamó la atención fue el aumento de alumnos hasta los 36 "y después las cosas que nos enseñaron, cuando ellos mismos se ocupaban de cuidar a los más pequeños y de calmarles si lloraban".

Y así comenzó el funcionamiento de este colegio. Ahora llega el momento de seguir emprendiendo para la ONG de Lapuebla de Labarca. El siguiente paso es que "el año que viene entrarán otros 30 niños y niñas, porque los de ahora pasarán a otra clase superior. Mientras tanto vamos a comenzar a preparar una huerta, para que el proyecto sea autosostenible, así como instalar cabras, conejos y pollos, para poder disponer de carne y huevos".

Además, el proyecto ha merecido el interés del gobierno de Kenia y la intención que existe es replicarlo en todo Turkana norte. "¿Qué significa eso? Pues que esperamos que este Pole Pole Olabide sea el primero, y luego vengan el segundo, el tercero... en este lugar donde hace tantísima falta", asegura Ana Baz. Por eso, la expectativa es que "el proyecto siga creciendo para poder ayudar a más niños y que dentro de unos años estas niñas y niños vayan a nuestro país a darnos charlas sobre valores, porque podemos aprender de ellos cosas increíbles y valores que hemos perdido".