os fallecimientos de María Jesús Agirre y de Xabier Agirre me hicieron sentir que nos estaban dejando personas que habían tenido que enfrentarse a tiempos muy difíciles y a circunstancias extraordinarias para hacer avanzar un país y un territorio que hoy, gracias en buena medida a ellos y ellas, gozan de prosperidad, aun dentro de las dificultades, y tienen por delante un extraordinario futuro. El fallecimiento de Félix Ormazabal me produce el mismo sentimiento.

Llegué a la política cuando Félix Ormazabal ya la había abandonado, tras una dilatada trayectoria tanto en el Partido Nacionalista Vasco como en las instituciones vascas y alavesas que culminó como diputado general de nuestro territorio histórico. Hasta entonces mi relación con Félix era fundamentalmente a través de la amistad que él y María Elena mantenían con mis padres. Un hombre bueno, sencillo, de pueblo en el mejor sentido de la palabra, que quería tanto a Araia que pensaba que no había lugar mejor en el mundo.

Pero Félix Ormazabal ha sido mucho más; ha sido una persona fundamental para construir el territorio avanzado y próspero que es Álava hoy. El carácter industrial de Álava, el liderazgo de sus servicios sociales y nuestra cultura y patrimonio le deben mucho a Félix Ormazabal.

Abordó el ejercicio del cargo de diputado general con la misma determinación con la que apoyó la causa de la lucha de los obreros de Michelin en los años 70 del siglo pasado, con la que presidió el Araba Buru Batzar o dirigió la política agraria de Euskadi. Con determinación, desde sus convicciones y buscando siempre el entendimiento.

Bastaron cuatro años para marcar una impronta que aún hoy resulta reconocible en nuestro territorio.

Una impronta importante en su economía; cuando el terrorismo hacía casi imposible la inversión su empuje, liderazgo y capacidad para aunar voluntades fueron fundamentales para comenzar a cambiar la tendencia y lograr que, poco a poco, las inversiones fueran llegando a nuestro territorio comenzando por la empresa coreana Daewoo. Las medidas adoptadas entonces fueron decisivas para el crecimiento y el desarrollo económico de los que ha disfrutado Álava en los años posteriores.

También durante la legislatura en la que estuvo al frente de la Diputación Foral de Álava se dio un fuerte impulso a las políticas sociales, avanzándose en la colaboración público-privada mediante una fórmula, ahora usual pero entonces novedosa, que permitió la creación de la residencia Ariznabarra.

En aquella legislatura se crearon también las Fundaciones Valle Salado y Catedral Santa María, tan importantes hoy, que durante los años posteriores han continuado con su actividad, convirtiéndose en ejemplos a nivel mundial al aunar ambas de forma ejemplar la labor de recuperación y difusión de nuestro patrimonio. También en aquella legislatura se adoptó la decisión de construir el Museo Artium, hoy Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo. Valle Salado, Catedral Santa María y Artium, los tres grandes proyectos culturales de nuestro territorio, tres fundaciones que hoy preside el diputado general y que por sí mismas dan una idea de la claridad de ideas y la capacidad para llevarlas a buen puerto de Félix Ormazabal.

Son muchas más las iniciativas impulsadas por Félix Ormazabal como diputado general, pero creo que este breve resumen refleja con claridad el legado de un hombre que dedicó toda su vida a trabajar por los demás, haciéndolo siempre desde unas profundas convicciones sociales, convencido de que el diálogo y el trabajo eran los mejores instrumentos para mejorar la sociedad. Como presidente del Araba Buru Batzar del PNV, como consejero de Agricultura del Partido Nacionalista Vasco o como diputado general de Álava su objetivo fue siempre mejorar la vida de las personas. En tiempos duros y difíciles creo sinceramente que lo logró, encarnando una forma de entender la política basada en el respeto y el entendimiento.

Hace unos meses, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA hablaba con Félix Ormazabal por última vez sobre su trayectoria. Él destacaba lo que habían mejorado los pueblos de Álava durante su mandato. Es verdad, Félix dio un impulso fundamental a las infraestructuras de nuestros pueblos. Creía de verdad en el equilibrio territorial, en el derecho de los alaveses y alavesas que viven en el medio rural a tener los mejores servicios, pero el legado de Félix Ormazabal va mucho más allá.

Es el legado de un hombre comprometido, con fuertes convicciones y una gran vocación de servicio público. Goian bego Félix, eta eskerrik asko arabar guztientzat egin duzun lanagatik.

Félix Ormazabal dio un impulso fundamental a nuestros pueblos y su legado es el de un hombre comprometido y una gran vocación de servicio público