La situación laboral de los jóvenes no es fácil. Y menos tras el paso de la pandemia, que ha incidido de manera fundamental en el mercado laboral. No en vano, tras el paso del covid, sus consecuencias provocaron que en abril de 2020 un total de 2.755 jóvenes entraran en ERTE (expediente de regulación temporal de empleo), herramienta habilitada para que las empresas pudieran capear el temporal de los confinamientos sin perder plantillas debido a la inactividad. Sin embargo, tras la mejora de los datos sanitarios, la mejora económica se fue instalando poco a poco hasta el punto de que la citada variable ya solo afectaba a 15 jóvenes al cierre de ese año. En cualquier caso, la llegada del coronavirus parece haber incrementado la precariedad de este sector de la población.

Las citadas son cifras y estadísticas de Lanbide recogidas por el Observatorio de la realidad joven del Servicio de Juventud del Ayuntamiento de Gasteiz a través de su informe sobre El impacto de los ERTE en la población joven de Vitoria-Gasteiz El estudio realiza un análisis cuantitativo y cualitativo de una situación que, en su momento, fue la gota que colmó el vaso de muchos de los integrantes de la juventud gasteiztarra, acuciados en muchos casos por la ausencia de empleos dignos y por otros problemas como el de la imposibilidad de acceder a una vivienda.

Testimonios en primera persona

Sobre el particular, el estudio recoge los pareceres anónimos de una decena de jóvenes sobre lo acontecido tras el confinamiento y la puesta en marcha de medidas como los ERTE. "Nos lo veíamos venir, veíamos que estaban cerrando todo... Sabíamos que el trabajo seguramente faltaría". "Vas viendo, te vas dando cuenta. Si están empezando con restricciones, esto en mi trabajo me va a repercutir". Estas son solo dos de las declaraciones que decoran un estudio que sirve para conocer la situación social, la económica y los miedos de los jóvenes.

"Ahora que estoy en este piso sí que estoy un poco... Digamos con nervios; porque claro, el alquiler ya está a mi nombre. Sí que estoy un poco asustada" o "menos mal que vivo con mis padres". Los jóvenes encuestados muestran sus temores a empeorar su situación económica o su alivio al no tener que pagar alojamiento al vivir con su familia aún.

Situación más grave

Testimonios como los citados llevan al estudio a elaborar una serie de conclusiones que reflejan que la precariedad tiene fuertes implicaciones en el desarrollo personal y profesional de los jóvenes o que la relación entre la empleabilidad y los estudios se rompe al llegar a los estudios universitarios. Asimismo, el texto del área municipal de Juventud reseña que los expedientes de regulación de empleo han agravado una situación preexistente y que el significado atribuido al empleo pierde centralidad en la concepción joven. Aparte, el texto concluye que el pesimismo inunda la visión de futuro y las expectativas de los jóvenes y que la incertidumbre y la flexibilidad del mercado laboral obstaculizan todo proyecto vital.

Finalmente, el informe explica que la familia y el círculo de amistades son el principal amortiguador de la precariedad y sus consecuencias o que el contexto de incertidumbre e individualidad tienes fuertes implicaciones en la salud mental de los jóvenes. Todo ello favorece así una situación de estrés y ansiedad que nace ante la incapacidad de interpretar la imposibilidad más allá del fracaso personal.

Este documento se enmarca dentro del Plan Joven Erronka: Gazteak que ha sido diseñado específicamente para dar respuesta a la situación extraordinaria causada por la pandemia entre las personas jóvenes de Vitoria-Gasteiz.

Dificultades para emanciparse

De él se desprenden conclusiones interesantes que se suman a una realidad que no hace más que confirmar las dificultades que encuentran los jóvenes para moldear sus vidas, sobre todo, en aspectos esenciales como encontrar vivienda para emanciparse y tener trabajo para poder tener independencia económica. En ese sentido, la pandemia ha magnificado aún más dos problemas difíciles de solucionar.

Desgraciadamente, la situación permite elaborar los trazos de una radiografía poco halagüeña. Esta explica que la población joven de Gasteiz vive de alquiler porque no tiene dinero para comprar una vivienda en propiedad. Y no tiene dinero porque sus condiciones laborales son precarias, eso, cuando logra un trabajo.