ompartir el tren de la vida con personas que han aportado tanto a la comunidad es una gran suerte.

Luis María Sánchez Iñigo iba varios vagones por delante, y no solo porque me doblara la edad. Así que gran parte de mis recuerdos son en tercera persona, recuerdos de recuerdos de personas cercanas y queridas que pudieron compartir más con él.

Recuerdos de conversaciones con aita y ama sobre nuestra querida Vitoria-Gasteiz.

Luis Mari era un vitoriano de los que sentía Gasteiz con el corazón, así que no es de extrañar que formara parte de aquel grupo de blusas que crearon la figura de Celedón. Seguramente, ni él ni el resto de sus amigos, imaginaron todo lo que han aportado al sentimiento de pertenencia, de comunidad y de orgullo gasteiztarra con nuestro entrañable aldeano de Zalduendo.

Recuerdos de compromiso político en los tiempos del franquismo. Con la vida profesional bastante resuelta como aparejador, decidió complicarse la personal convirtiendo su casa en centro de reunión y acción política de una opción -el PNV- entonces perdedora y arriesgada por su compromiso en defensa de la libertad y la cultura vasca. Denunciado, tuvo que refugiarse en Iparralde, en San Juan de Luz. Recuerdo también contar a la ama cómo le quitaron sus atribuciones como concejala del Tercio familiar por participar en un homenaje durante su exilio.

Recuerdos, ya en democracia, de su etapa en la Agencia de Renovación Urbana, y artífice del premio Europa Nostra que recibimos en 1982 cuando nuestro Casco Medieval vivió el mayor impulso en su mejora y rehabilitación.

Recuerdos, ya más cercanos, por su pasión y arte con los belenes. Personalmente, no he conocido mayor ni mejor obra belenística que la suya en mis 47 años de vida.

Luis Mari nos deja un doble legado a la ciudad. Primero, su vida: larga, plena y llena de cosas buenas. Todo un manual de buenas prácticas para las generaciones presentes y futuras. Y segundo, una gran y extensa familia a la que ha tenido el talento de enseñarles estar a la altura del padre.

Besarkada handi bat senide eta lagun guztiei.

Goian bego, Luis Mari. El autor es alcalde de Vitoria-Gasteiz.