Álava cuenta con un total de 548 profesionales de la Farmacia colegiados, de los que la gran mayoría, 425, desarrolla su labor en alguna de las 115 boticas repartidas por el territorio, el 77,5%. Sin embargo, son muchas más las disciplinas a las que los trabajadores de este sector mayoritariamente femenino -el 79% de los colegiados son mujeres- y joven -el 55% tiene menos de 45 años- se pueden dedicar y, de hecho, se dedican en la provincia. Ahí están la farmacia hospitalaria o de atención primaria, la distribución farmacéutica, la docencia y la investigación, los análisis clínicos, la administración sanitaria...

Hoy, Día Mundial del Farmacéutico, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA da voz a seis profesionales de este gremio que buena parte de la población relaciona casi exclusivamente con las oficinas de farmacia que pueblan los centros de las ciudades, sus barrios y las calles de municipios más pequeños pero que, sin desmerecer el vital papel que estas desempeñan, abarca otros campos esenciales para el funcionamiento de todo el engranaje sanitario. “Lo mismo que es impensable una biblioteca sin libros, también lo es un hospital sin medicamentos ni farmacéuticos”, expone en este sentido Ainhoa Quintana, farmacéutica adjunta del servicio de Farmacia de la OSI Araba en el HUA-Txagorritxu, que tiene una amplia variedad de responsabilidades en el día a día del centro aun siendo sus profesionales “unos grandes desconocidos”.

La farmacia hospitalaria es, eso sí, la segunda actividad con un mayor número de colegiados en Álava, un total de 31. Su labor engloba desde la logística de los fármacos que se utilizan en este ámbito asistencial, tanto su adquisición, conservación, custodia y como su distribución, hasta la adecuación de las pautas de medicación de los pacientes -los productos más apropiados, las dosis o las vías de administración-, la validación de las órdenes médicas para evitar efectos adversos o la realización de formulaciones magistrales para tratamientos individualizados. Además, se encarga de dispensar fármacos a pacientes no ingresados que solo se facilitan desde la botica del hospital, como los del VIH, la hepatitis, la esclerosis múltiple o los oncohematológicos.

Incrustada también dentro del sistema vasco de salud, en este caso desde los años 90 del pasado siglo, se encuentra la farmacia de atención primaria, cuya función principal es colaborar con los equipos asistenciales de los centros de salud para mejorar la utilización de los fármacos entre la población. “Nuestro trabajo es importante para ayudar a los médicos en la evaluación y selección de los medicamentos que prescriben a sus pacientes, proporcionando una información objetiva y basada en fuentes bibliográficas fiables”, expone Javier Martínez Gorostiaga, farmacéutico de atención primaria en la OSI Araba con 24 años de trayectoria.

Al margen de esa labor de apoyo a los facultativos y de resolución de sus consultas, profesionales como Martínez Gorostiaga tienen entre sus competencias la impartición de sesiones clínicas en los centros de salud, la gestión de los medicamentos de urgencia disponibles en los botiquines de los ambulatorios o, ahora, la distribución de las vacunas contra el covid-19.

Con una facultad de Farmacia propia, la investigación y la docencia es otro de los campos de esta ciencia muy bien representados en Vitoria. Jonatan Miranda, profesor titular en el campus alavés de la UPV/EHU desde 2017 y miembro del grupo de investigación gluten 3S, reparte su día a día entre las clases de Nutrición y Bromatología que imparte en la universidad y la investigación encaminada a mejorar la calidad de vida de las personas celiacas y de la población general con otros problemas intestinales.

“Aportamos no solo al gremio formando nuevos profesionales sino al conjunto de la sociedad desde el punto de vista de la salud y de la educación nutricional”, apunta Miranda, quien en ocasiones reconoce que los investigadores se ven a sí mismos como “los raros”, en un sector donde las oficinas de farmacia acaparan casi todos los focos. Miranda destaca, sin embargo, que el 10% de los estudiantes de su promoción ha terminado dedicándose a la docencia.

Otro de los ámbitos sin los que esta disciplina no podría entenderse es el de los análisis clínicos. En Gasteiz destacan laboratorios como el Health Diagnostics, del Hospital Quironsalud, donde Marta Ortega ejerce como directora técnica. Más de 20 años de experiencia la avalan. Su trabajo, expone, es “muy amplio y variado”, algo habitual en laboratorios más o menos pequeños como éste. Abarca desde la recepción de los pacientes y la toma de todo tipo de muestras hasta la interpretación de los resultados y el asesoramiento a los clínicos.

Una “función asistencial continuada” clave para la prevención, el control y la monitorización de las enfermedades. “La cartera de servicios del laboratorio es inmensa. Contiene más de 5.000 pruebas y se va actualizando día a día. En ella se incluye desde el colesterol, conocido por todos, hasta la mutación de un gen muy específico”, ejemplifica.

La distribución es uno más de los campos indispensables para el funcionamiento del sistema. Maite Bañares, directora técnica del almacén que la cooperativa Cofares gestiona en Vitoria, describe este recurso “como una macro-farmacia que surte a las pequeñas”. A nivel local, esta firma alimenta al 60% del mercado.

“Cuando vas a una farmacia y escuchas al farmacéutico que va a mirar en el almacén, ese almacén somos nosotros”, explica gráficamente Bañares. “Tenemos toda la medicación, parafarmacia, alimentación infantil o geriátrica... todo lo que se puede encontrar en una farmacia”, enumera. Esto permite a las pequeñas farmacias no tener que contactar laboratorio por laboratorio para hacerse con los productos que necesita.

Este 25 de septiembre merece también una mención especial la farmacia rural, esas boticas de cercanía como la que Margarita Mosterio gestiona desde marzo de 1999 en Ribabellosa, una de las cinco existentes en la zona de Valles Alaveses I. “Después de 22 años, conoces nombres, apellidos, a los hijos que han crecido y ahora están en la universidad... es bonito porque coges cariño a la gente”, reconoce.

Parece evidente por ello que, aparte de la económica, la diferencia fundamental de este tipo de farmacias con las boticas urbanas “es que el trabajo es muy vocacional”. “Aquí hacemos atención farmacéutica, aconsejamos, nos tomamos nuestro tiempo con los pacientes... es una labor sanitaria importante. Es mucho más rentable irte a una farmacia al centro de una ciudad o de un barrio joven muy dinámico”, asume Mosteiro, para quien “el mayor problema” son las largas -y casi siempre improductivas- guardias que debe afrontar.

“Nuestro trabajo es importante para ayudar a los médicos en la selección de lo que prescriben”

Farmacéutico de atención primaria

“Es tan impensable una biblioteca sin libros como un hospital sin fármacos ni farmacéuticos”

Farmacéutica hospitalaria

“La cartera de servicios del laboratorio es inmensa; contiene más de 5.000 pruebas”

Análisis clínicos (Hospital Quironsalud)

“Aportamos al gremio y al conjunto de la sociedad formando profesionales y en el ámbito de la salud”

Profesor de la UPV/EHU e investigador

“Aparte de la económica, la diferencia fundamental con la botica urbana es un trabajo muy vocacional”

Farmacéutica rural

“Somos como una macro-farmacia que surte a las pequeñas. El almacén somos nosotros”

Distribución (Cofares)