Las medidas acordadas por el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas el pasado 25 de agosto para la vuelta al cole se mantienen prácticamente intactas respecto al año pasado. Los ya conocidos requisitos de la mascarilla obligatoria para los mayores de 6 años dentro del centro educativo o la distancia interpersonal (que este año puede reducirse de 1,5 metros a 1,2) se complementarán con los grupos burbuja para alumnos de Infantil y los primeros cursos de Primaria para poder garantizar una presencialidad de todos los estudiantes a lo largo del curso escolar.

Por ello, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA ha querido conocer las opiniones de varias gasteiztarras acerca de la seguridad de las medidas, las repercusiones que pueden ocasionar los grupos de convivencia reducidos en los más pequeños o la sensación de tranquilidad en comparación al inicio del curso hace doce meses.

“Yo estoy de acuerdo, al menos hasta que estén vacunados, de que sigan las mismas restricciones”, apunta Marta Liliana Guevara. Algo con lo que su hijo, Brandon, no está del todo acuerdo. “Hago soldadura en el CIP y creo que es un poco estricto”, indica. “Por ejemplo, la mascarilla. Me parece un poco excesivo porque ahí nos morimos de calor y no podemos ni tenerla por debajo de la nariz”, explica.

De una manera similar a Guevara, Leire, vecina de Gasteiz, apela a la responsabilidad. “La cosa sigue bastante parecida al paño pasado, por lo que empezar con medidas un poco restrictivas me parece bastante bien”. Unas reglas que, si el transcurso del año es positivo, pueden modificarse para una mayor flexibilidad en las aulas, algo que la vitoriana ve con buenos ojos, pero recuerda que “el año pasado dijeron lo mismo, y no se hizo”.

Por otro lado, Sonia Salgado también se posiciona a favor de comenzar de manera más restrictiva. “De momento, sigo prefiriendo que estén como están. Creo que desde un principio los profesores han sido pioneros en todo este tema, y ha funcionado”, analiza.

La repetición, por segundo año, de los grupos de convivencia estable (o grupos burbuja) entre los más pequeños puede desencadenar en una aprensión por la capacidad social para relacionarse, algo de vital importancia en los primeros años de edad. Aunque, entre las gasteiztarras, no se percibe que las consecuencias puedan llegar a ser de gravedad. “Está bien en parte. Mi nieta, por ejemplo, querrá quedar con sus amiguitos y con el resto no, pero también es una medida de prevención”, declara Guevara.

Algo semejante a la opinión de Leire, aunque incide en que la medida “no es muy lógica”. Añade también que “luego van a salir a la calle y van a estar con otros niños que no tienen nada que ver ni con la clase ni con el aula”, a lo que subraya que “hay que hacer las cosas mirando a la lógica y no a la burocracia o al protocolo”.

Por su parte, Salgado apoya la implementación por segundo año de los grupos reducidos de 4 o 5 estudiantes. “En el caso de que hubiera un positivo es mejor llevarse a esos cuatro a casa que a 16 o a 20”, destaca. Además, recuerda que “no es que estén todos aislados”, sino que “los niños se siguen viendo todos, de hecho en el patio conviven juntos”.

Con todas las medidas acordadas, y los padres y madres gasteiztarras preparando los últimos retoques para que a los alumnos y alumnas no les falte de nada, la principal sensación compartida es la incertidumbre bañada en una pequeña fuente de optimismo. “Mi hijo ya ha empezado con la primera vacuna”, explica Guevara, lo cual ha derivado en una mayor sensación de seguridad, tanto para el joven estudiante como para sus compañeros de clase.

Con esperanzas, pero algo más reticente, Leire comenta que “el año pasado no sabíamos a lo que nos enfrentábamos, este año, sabiendo lo que hay, vamos parecido porque no hemos cambiado en nada como sociedad”. A lo que añade que “nos hemos olvidado un poco de los niños y de sus derechos, nos hemos centrado mucho en el protocolo”.

Por último, Salgado también se prepara con cautela. “Vamos a empezar un experimento en septiembre”, apunta, pero con la ilusión de un buen trabajo realizado el año pasado por parte de tanto escuelas como profesorado, algo en lo que se refugia para afrontar con ilusión el comienzo de este tercer inusual curso azotado por la pandemia, a la espera de la efectividad de las medidas y su posible relajación.

Presencialidad. La prolongación de las medidas implementadas el año pasado para este curso cuentan con un objetivo principal: asegurar la presencialidad de todos los alumnos y alumnas, algo establecido para todas las etapas en este inicio.

Mascarilla. Los profesores y alumnos de más de 6 años deberán llevar de forma obligatoria la mascarilla en interiores. En actividades al aire libre controladas en las que se respeta la distancia de 1,5 metros, puede ser retirada, pero puede verse modificado en un futuro.

Distancia. A tiempo de redacción, sigue siendo de 1,5 metros, pero cuenta con la posibilidad de ser reducida a 1,2 metros dependiendo de la situación.

Grupos burbuja. Los grupos de convivencia estable se establecerán hasta 4º de Primaria, también aplicables a 5º y 6º.

Más alumnos. Se volverá a los números prepandemia, es decir, el máximo según la normativa de cada centro.

“Con los grupos burbuja es mejor para que, en caso de contagio, se lleven solo a cuatro y no a 20”

Vecina de Gasteiz

“Nos hemos olvidado un poco de los niños, nos hemos centrado mucho en el protocolo”

Vecina de Gasteiz

“Yo estoy de acuerdo, al menos hasta que estén vacunados, de que sigan las restricciones”

Vecina de Gasteiz