Pese a dejar el ciclismo profesional hace 22 años, la vida de la amurrioarra siempre ha estado ligada a la actividad deportiva. De hecho, esta licenciada en Educación Física y madre de dos hijos se reconoce hoy en día como una "auténtica loca del deporte". Buena prueba de ello es que en un día subió en bici siete veces el puerto de Orduña.

"He seguido practicando cicloturismo y bici de montaña. De hecho, ahora estoy más liada y mucho mejor físicamente que cuando competía", reconoce Izaskun Bengoa. Y eso que dejó la competición de élite en 1999 cuando tenía 24 años y con todo un excelente porvenir por delante. Sin embargo, la exciclista alavesa (14 de marzo de 1975) decidió poner fin a una exitosa carrera en la que disputó los Juegos Olímpicos de Atlanta'96, cinco Campeonatos del Mundo en carretera, dos Tours y tres Giros, y conquistó cinco campeonatos de España porque "no veía futuro".

"No había personas en la Federación que apostasen por el ciclismo. No había equipos profesionales como pueda ser ahora el Movistar", lamenta la alavesa al ver la falta de medios en su época. "El deportista nace y se hace", añade Bengoa para quien a su modo de ver a finales de los 90 el ciclismo femenino carecía de las estructuras suficientes en el Estado para formar buenas corredoras.

La excampeona de España ve con cierta envidia los cambios que ha experimentado el deporte femenino en estos últimos años, y el ciclismo en particular, y considera que ahora sí que se hace el trabajo de formación adecuado en la base. "Ahí está Gema Pascual que se dedica de lleno a la cantera. Eso luego se nota. Hay más estructuras, más equipos, más€ De todo. Cosas que antes no había y por eso lo dejé". Y es que tal y como recuerda la deportista alavesa, sus padres, Antonio y Clara, fueron de gran ayuda. Siempre dispuestos a echar una mano. De hecho, ambos tuvieron que ejercer de mecánicos, patrocinadores, mánager, chófer y de lo que hiciera falta cuando competía. Un cambio radical con la situación actual.

Por eso, cuando tomó la decisión de dejarlo no sintió una excesiva pena, pero sí que le entraron las dudas sobre cómo afrontar su nuevo rol. "Me costó un poco adaptarme a mi nueva vida". Una nueva etapa en la que el deporte iba a estar de nuevo metido de lleno, algo lógico para esta apasionada de la actividad deportiva y licenciada en Educación Física.

Izaskun Bengoa ejerció durante 19 años seguidos como profesora de actividades deportivas en el polideportivo de Amurrio, su localidad natal. Allí daba más de 20 clases semanales de natación, spinning e hipopresivos entre otras a sus vecinos hasta que la pandemia le dejó sin trabajo. Después de 14 meses en ERTE por culpa del coronavirus, la empresa gestora del polideportivo de la localidad ayalesa decidió prescindir de sus servicios, con lo que tocaba reinventarse con 46 años.

Casada y madre de dos hijos adolescentes, Aimar de 17 años y Paula de 14, Izaskun Bengoa no podía quedarse con los brazos cruzados. Inquieta y activa a más no poder, algo tenía que hacer. Y es que la exolímpica no sabe estar parada. No. Por eso, la ayalesa cogió de nuevo el toro por los cuernos y ha montado su propia empresa, cómo no, ligada al deporte. 'Izaskun Bengoa Nordic Walking and Fitness' como así se llama ya ha cogido velocidad de crucero pese a llevar poco más de un mes puesta en marcha. Bengoa está más que satisfecha de cómo le están saliendo las cosas desde el pasado 1 de mayo. "La acogida ha sido muy buena", se alegra. No en vano, ya cuenta con más de 50 alumnos apuntados a sus talleres y cursos.

La excorredora, si se le puede llamar así a alguien que a diario monta sobre las dos ruedas y se pega auténticas palizas, imparte cursos de Nordic Walking, talleres posturales y de hipopresivos. Encantada de poder guiar a todo tipo de personas en esta serie de actividades físicas. "Siento que puedo ayudar a la gente a aprender a practicar un deporte muy completo", precisa.

Ese es su principal objetivo. Conseguir meter el deporte en la vida de todo aquel que se acerque hasta ella y que sientan que es clave para una vida mejor. "Necesito hacer deporte todos los días y trato de transmitir a la gente que ellos lo deben hacer así, ya que es muy saludable". Y es que para Bengoa "si no se toma el deporte como una necesidad y uno no dedica tiempo a cuidarse y para sí, el cuerpo enferma".

La alavesa, que ejerce también como entrenadora personal, considera que el Nordic Walking, modalidad deportiva por la que sintió un auténtico flechazo cuando la descubrió hace un par de años, le ofrece muchas salidas laborales. "Tiene su vertiente deportiva y de competición para todo aquel que le guste machacarse. La de turismo, ya que te permite hacer excursiones guiadas por sitios espectaculares, de bienestar social y también puedes unir deporte y euskera y fomentar la utilización del idioma en marchas y salidas más tranquilas", resume.

De momento, Izaskun Bengoa ya es una destacada deportista de Nordic Walking. Su espíritu competitivo ha salido de nuevo a relucir y en tan sólo dos años ha conseguido codearse con las mejores hasta el punto de que hace tres semanas se hizo con el subcampeonato de España individual y el título por equipos con la selección de Euskadi.

De casta le viene al galgo su pasión por el deporte

La deportista del Valle de Ayala ha sabido exprimir al máximo estos 14 meses que ha estado de ERTE para hacer deporte y afinar al máximo su puesta a punto. Durante este último año, Izaskun Bengoa ha hecho auténticas salvajadas. "Llevo el deporte en la sangre. Mi padre es cicloturista y con 74 años se hace 100 kilómetros en sus habituales y frecuentes salidas".

"Llevo el deporte en la sangre. Mi padre es cicloturista y con 74 años se hace 100 kilómetros en sus habituales y frecuentes salidas"

Pues bien, la hija ha doblado la apuesta hasta el punto de que dejaría corto a cualquiera que se quiera comparar con ella y algunas de las locuras realizadas desde marzo de 2020. "Un día me subí siete veces en bici el puerto de Orduña". Casi nada. Pues aún las hay más gordas. Este marzo de 2021 hizo la friolera de 227 kilómetros en bicicleta con más de 4.400 metros positivos de desnivel, en una jornada que consiguió quemar la friolera de 5.821 calorías.

Izaskun Bengoa salió a las 9 de la mañana de casa y hasta las 8 de la tarde no regresó. Su pareja y sus hijos fueron a su encuentro a Respaldiza, a escasos diez kilómetros de su domicilio en Lekamaña. Cuando les vio, su respuesta fue tajante y clara. "No pensaréis que me voy a montar en el coche". Hasta en casa sobre dos ruedas. Disfrutando con el sufrimiento extremo. "El deporte ha sido mi válvula de escape".

Un deporte que le ha permitido descubrir sitios que hasta la fecha que no conocía. "He estado tan activa deportivamente que me he acercado hasta lugares increíbles que tenía aquí al lado de casa y si no llega a ser por el ERTE no hubiese conocido". Entre sus descubrimientos está el Aizkorri y el Anboto. "¡Mira qué no había subido nunca hasta ahora!", se dice a sí misma sorprendida. Lo único que ha lamentado durante este tiempo es no tener a nadie con quien compartir esos momentos, ya que iba sola. Transmitía sus experiencias por las redes sociales, pero no tenía el contacto cercano para transmitir cara a cara sus descubrimientos de nuevos parajes, nuevos puertos, cimas, valles€ Se ha movido y mucho y en cierto modo es lógico esta soledad ya que ¡a ver quién aguantaba su ritmo y sus locuras!

Quizá el hecho de vivir en un entorno privilegiado como el Valle de Ayala le haya llevado a demorar estas excursiones a montes cercanos, ya que Izaskun Bengoa es una enamorada de Sierra Salvada, donde pasó su infancia en Amurrio, donde ha querido asentarse, y donde ha pasado buena parte de su tiempo por sus bosques y laderas. "Esto es el paraíso. Aquí mi casa está rodeada de monte. Todo un lujo", dice esta vecina de Lekamaña, municipio de Amurrio, al que se trasladó hace 14 años con su pareja Gaizka con el que tiene dos hijos ya adolescentes, con los que tal y como reconoce la marchadora toca lidiar en estos momentos de la vida.

"Con 14 y 17 años te piden cosas que como buenos padres no les podemos permitir. Es difícil, pero tenemos que llegar a acuerdos. Por un lado, queremos que no corran riesgos, aunque sabemos que se van a dar golpes en la vida y tendrán que aprender a encajarlos, pero tenemos que estar ahí para guiarles", explica esta madraza, que se reconoce "muy niñera y familiar".

Al menos, ha tenido la suerte de que el deporte ha calado en sus dos hijos. "No con la locura y el entusiasmo de su madre", como desvela, pero se felicita por el hecho de que ambos practiquen alguna actividad física, el trial en el caso de su hijo Aimar de 17 años y el baloncesto en el de la pequeña Paula de 14. "Que hagan deporte es bueno", añade.

Pasión por la cocina y la música, pero no por la lectura

Eso sí, no todo es deporte en la vida de Izaskun Bengoa. La cocina también ha entrado con fuerza durante estos tiempos de pandemia y confinamiento. "Tengo que estar activa y si no podía salir, algo había que hacer en casa", asegura la inquieta amurrioarra. Pues bien, durante este último año y medio se ha dedicado con fuerza al mundo de las conservas. De todo tipo, además. "Pimientos, bonito, mermelada, membrillo... Ahí hemos estado dándole", desvela.

"Sé que es bueno leer, pero es algo que no va con mi temperamento. Soy muy movida y si me pongo a leer un libro me duermo"

Si la cocina es uno de sus hobbies, la lectura por el contrario no es algo que le atrae tanto y lo reconoce abiertamente y sin tapujos. "Sé que es bueno leer, pero es algo que no va con mi temperamento. Soy muy movida y si me pongo a leer un libro me duermo", se sincera.

Por otro lado, se reconoce una apasionada de la música vasca y de todo tipo. De hecho, sus publicaciones en Instagram van acompañadas de sonidos de lo más variopintos y de diferentes bandas y grupos. Eso sí, también puede pasar tiempo sola sin la necesidad de la compañía de sonidos musicales. "Estoy tranquila en mi soledad. No es que sea rara, soy diferente", asume. Pese a reconocerse a gusto consigo misma agradece el contacto. "Ahora que he recuperado el trato con la gente valoro lo que se puede sacar de cada persona. Todos tienen algo positivo y algo interesante que te pueden enseñar".

El lado positivo. Nuevos aires para la vida de Bengoa tras una etapa complicada tal y cómo reconoce ella misma. "En un año es que no me compraba más que ropa deportiva. Había llegado a una situación de estrés que buah...", se sincera. De unos meses a esta parte, todo ha cambiado. "Ahora te dedicas a ti, te compras ropa para salir, te sientes mucho mejor, tanto que me maquillaba hasta para hacer deporte".

Deporte, esa palabra va unida con fuego a Izaskun Bengoa. Su vida sin el deporte no se podría entender. Ella recomienda ahora el nordic walking por sus muchas ventajas. Eso sí, también da un consejo. "No hay que hacer solo una actividad. Si te obcecas sólo con un deporte, este te puede llegar a cansar. Hay que hacer más actividades y la bicicleta, aunque es más peligrosa, es otra opción o la natación, que es uno de los deportes más completos". Otras de las modalidades en la que la ahora marchadora de éxito es experta son el de los hipopresivos y la gimnasia postural, algo que todo el mundo debería tener en cuenta en su opinión.

Le gusta viajar en autocaravana, con la familia... y las bicicletas

Por otro lado, pese a que durante su época de ciclista profesional se recorrió medio mundo, Izaskun Bengoa no se ha cansado de ir de aquí para allá. París en 2019 está entre sus últimos destinos. Hay muchos más. De hecho, se reconoce como una apasionada de los viajes. "Me gusta viajar en familia y en autocaravana, con las bicicletas y los bastones con nosotros". De nuevo el deporte. Hasta en vacaciones.

"No somos de ir a la playa y estar 15 días quietos. Somos de recorrer sitios y ver cosas"

Así lo reconoce abiertamente Izaskun Bengoa. "En 2013 recorrí junto a mi marido en moto todos los Alpes, desde Eslovenia hasta los Pirineos y nos gustó tanto lo que vimos que decidimos hacer años después esos puertos en bicicleta". No puede estar quieta. Subir y bajar. Los Pirineos y los Dolomitas ya los ha completado y el año pasado tenían pendiente los Alpes, pero el coronavirus se cruzó en el camino de esta familia ciclista.

Inquietos a más no poder. Lo asumen sin tapujos. "No somos de ir a la playa y estar 15 días quietos. Somos de recorrer sitios y ver cosas, aunque no te tienes que ir muy lejos para descubrir auténticos paraísos ya que aquí cerca tenemos unos cuantos", precisa.

Enamorados de la montaña. Ella y su marido Gaizka, tienen en Euskadi miles de kilómetros de bosque para disfrutar. "La sierra de Gibijo, Gorbea, Salvada, Badaia... No tengo necesidad de marcharme lejos, porque aquí aún nos quedan muchas cosas por descubrir".

Amarga experiencia en los Juegos Olímpicos de Atlanta

Descubrir y aprender. Eso es algo que siempre tiene en mente Izaskun Bengoa. La emprendedora de Amurrio ha vivido suficientes experiencias en esta vida para irse curtiendo. Una de las que más le marcó fue la vivida en 1996 durante los Juegos de Atlanta, a los que acudió con tan sólo 21 años. "No estaba preparada. Había mucho nivel y no supe aprovechar esa oportunidad", se sincera. Desde luego, le faltó fortuna a una joven e inexperta Bengoa en estas lides. "Se me salió la cadena tras una caída en una montonera, no conseguí enlazar con el grupo y no pude acabar", se lamenta la corredora alavesa quien compartió equipo con Joane Somarriba y Fátima Blázquez.

"Fue un caramelo que no supe aprovechar", insiste mientras sigue dándole vueltas a lo ocurrido aquel verano en Estados Unidos. Al menos, aquella experiencia le sirvió de aprendizaje para los siguientes años tal y como reconoce. "Saque unas enseñanzas muy positivas". Siempre luchando. No se iba a rendir por una caída. Su carácter exigente a más no poder se lo impide. Su nivel de autoexigencia sigue siendo altísimo hoy en día. Siempre dándolo todo.

Buena prueba de ello, es que con 46 años ha recuperado "el espíritu de competición" que tenía con 20 y se entrega a fondo en todo momento. Sin guardarse nada. Pase lo que pase. Un ejemplo es lo sucedido durante estos últimos meses de entrenamiento para el Campeonato de España de nordic walking. "Se me han quedado dos uñas de un pie negras". Lo dicho. Por poner toda la carne en el asador. Los datos de su pulsómetro al final del Estatal confirman que se entrega hasta el último suspiro. "Tuve una media de 179 pulsaciones durante la carrera". Más de una hora cerca del máximo de su umbral.

Competitiva a más no poder. Es su carácter. Izaskun Bengoa lo corrobora días después de lograr el subcampeonato de la prueba. "La primera aún no está a mi alcance, pero trabajaré para ello". Siempre peleando por ser la mejor. En casa también ha sido así para sorpresa de sus hijos.

"Cuando salía con mi marido competíamos entre nosotros. Había cierto pique y el no asumía que yo le ganara haciendo deporte. Al llegar a casa, nuestros hijos nos miraban y nos decían a ver si estábamos locos". Es el gen del deportista. Él mismo que le lleva a ser exigente en exceso hasta unos límites fuera de lo normal. "Soy muy exigente conmigo misma, pero un error y grande que tengo es que también lo soy con los de mi entorno. De hecho, a mi marido le llaman San Gaizka por la paciencia que tiene para aguantarme", bromea. Los dos se entienden a la perfección como explica la propia marchadora: "somos un buen equipo". Eso sí, a la hora de hacer deporte, es Izaskun la que marca el ritmo. "Mi marido para venir a rodar conmigo tiene que venir con la bici eléctrica", zanja.

Y es que su exigencia no baja ni de paseo. Siempre a fuego, algo que considera que puede ser un defecto, pero que hace falta en estos tiempos que corren para salir adelante. "Para conseguir lo que estoy consiguiendo en esta vida se requiere de mucha organización y de mucho sacrificio. Hay que exigirse lo máximo para llegar más lejos", entiende la exciclista. Al menos esas pautas le están llevando por el buen camino en estos complicados momentos de pandemia. "Ahora de la nada he formado mi empresa".

Una empresa en la que el nombre de Izaskun Bengoa ha sido clave para este éxito inicial. "Evidentemente que mi nombre y mi trayectoria claro que ayudan", reconoce y así me lo hicieron saber. "Tu nombre ya vende y parece que así es", constata.

Un nombre que se ha hecho a base de constancia, sacrificio y enormes dosis de confianza. De hecho, de elegir una virtud sobre sí misma, sería esta última. "Lo mejor que tengo es la confianza en mí misma. Creo en mi potencial. Hay que luchar por ello y sobre todo demostrarte a ti mismo que eres capaz de hacerlo y siempre he creído. Ahora la empresa gestora del polideportivo, después de 14 meses de ERTE no ha apostado por mí y yo sí que he creído en mí", concluye esta deportista de por vida, que ahora afronta una nueva etapa. Seguro que vendrán muchos puertos, pero con su entrega y sacrificio los volverá a coronar todos ellos con éxito.