Este viernes ha sido inaugurada la exposición Guardo un beso, para cuando se vaya y tu vengas en el Centro Sociocultural de Mayores de San Martín, que busca enseñar mediante fotografías, imágenes, cartas y poemas, las vivencias de los mayores en la residencia foral Ajuria durante la crisis sanitaria vivida al principio del 2020. Se podrá visitar este espacio hasta el 9 de julio, de lunes a viernes de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00 horas.

Esta exposición, coordinada por Vivir con Voz Propia y en colaboración con el personal del centro residencial, busca poner en valor el trabajo realizado por el personal de la residencia Ajuria durante los meses más duros del coronavirus, el apoyo de las familias, el valor del voluntariado y la implicación de la ciudadanía para facilitar momentos de encuentro.

Marzo y abril fueron meses donde se vivieron situaciones muy difíciles, especialmente en los centros residenciales de personas mayores. Son los que más sufrieron las consecuencias por la aparición de un virus totalmente desconocido y, gracias a las fotografías tomadas con el móvil por el personal de la residencia cuando estaba cerrada a las visitas para evitar contagios, se ha podido conocer esa realidad.

Protagonistas

Estas instantáneas "sirvieron de nexo de unión con las familias en momentos muy duros y de incertidumbre, tanto en lo personal como en el punto de vista profesional", expresó el diputado foral de Políticas Sociales, Emilio Sola. En el acto también ha participado Patxi del Campo, coordinador del proyecto Ajuria, quien manifestó que "durante este año y medio hemos ido viendo cómo se tejían redes de interdependencia de una manera compasiva. Ha existido un corazón que quería vivir por encima de cualquier pandemia, que quiso contagiarse de amor, de solidaridad, fraternidad y de proyectos que permitieran acercar a las personas".

Entre las protagonistas de la inauguración se encontraba Paquita Niso, moradora de la Residencia Ajuria, quien, con un discurso muy emotivo, removió las emociones del público al recordar sus vivencias durante esos meses y lo difícil que fue luchar contra la soledad.

"Me encontraba muy triste y muy sola entre cuatro paredes, sin familia y sin nadie, solamente con el apoyo de nuestros compañeros, que entraban, dejaban la comida y ya no volvían a entrar hasta la noche para traernos la cena", recordó.

Voluntariado

Olatz García, voluntaria de Vivir Con Voz Propia y estudiante de cuarto año de Trabajo Social, forma parte de esta iniciativa y ha querido destacar la importancia de los pequeños gestos y detalles para que las personas mayores no se sientan solas o abandonadas. "Como voluntaria me ha parecido una experiencia muy enriquecedora y gracias a la solidaridad de la gente quedó demostrado que no somos más que una red de pequeños gestos", ha expresado Olatz García.