Con el serio incidente de la tormenta de agua y piedra que inauguró el mes de junio, que causó, según los técnicos de la Casa del Vino de Laguardia, daños en unas 100 hectáreas de viñedos y afecciones menores en otras superficies, el resto de los cultivos de la comarca se están desarrollando dentro de la normalidad, a la espera de verificar la correcta floración, mientras que en el Valle de Ayala se aprecian las consecuencias de las heladas de primavera.

El primer informe del Servicio de Viticultura y Enología de la Diputación Foral de Álava realiza un repaso a la meteorología desde el inicio de la campaña 2020-2021, partiendo desde el pasado otoño. Sobre aquellas fechas da cuenta que los días posteriores a la vendimia 2020 se caracterizaron por la circulación de borrascas atlánticas que dejaron agua y temperaturas más frías de lo habitual. A final de mes de octubre el tiempo se estabilizó coincidiendo la entrada de noviembre con una sucesión de anticiclones que provocaron nieblas en el valle del Ebro y dejaron como saldo precipitaciones en un mes seco.

El invierno comenzó con un diciembre que se comportó como un mes normal en cuanto a temperaturas, y húmedo respecto a precipitaciones. Enero comenzó frío, con la entrada de sucesivas borrascas que dejaron precipitaciones en forma de agua y nieve en cotas bajas. El frío duró poco, apenas hasta mediados de mes. Las precipitaciones abundantes de enero y las elevadas temperaturas que continuaron en febrero convirtieron el segundo mes en el más cálido de los últimos 30 años. Aquello adelantó el despertar de la vegetación, con lo que ya a primeros de febrero se pudieron ver algunos árboles en flor y algunas cepas de vid iniciando el lloro.

Marzo se presentó con predominio anticiclónico muy seco y cálido, a excepción del segundo tercio del mes en el que un frente atravesó Rioja trayendo frío y lluvias. Al final el balance de la estación invernal en Rioja Alavesa resultó con precipitaciones dentro de la normalidad y temperaturas suaves con apenas dos olas de frío destacables en enero y marzo. También cálido, pero más lluvioso, se mostró el invierno en la zona de Arabako Txakolina.

En el mes de abril, cuando la mayoría del viñedo se encontraba en Rioja Alavesa con las hojas extendidas, ligeramente adelantado en el ciclo respecto a lo habitual, la temperatura descendió hasta alcanzar puntualmente los -2º durante las madrugadas de los días 6, 13 y 15. Los registros más bajos se produjeron en las áreas más tardías de Rioja Alavesa (área occidental y viñedos más elevados), con las yemas aún cerradas o en punta verde, con lo que el alcance de los daños por el frío es inferior al que por la época y por el adelanto que el cultivo en general llevaba podría esperarse. En todo caso, cuando se hace una evaluación de los daños semanas después se aprecian reducciones de cosecha en viñedos y áreas más expuestos, siendo significativas en algunos viñedos situados en hondones y vaguadas.

Según los técnicos, aquellas fueron heladas de radiación que afectaron a los brotes y racimos incipientes y se llevaron parte de la producción en las parcelas más propensas al frío y, en especial, en la zona más occidental de Rioja Alavesa, Labastida y Salinillas, pero también en el resto de municipios: Villabuena, Laguardia, Elciego, Navaridas, Leza, Oion, Yécora, Kripan, Lanciego, Elvillar y Baños.

Afortunadamente, el hecho que los registros de temperaturas no fueran excesivamente bajos, ni en valor ni en duración y que los valores de temperatura más bajos coincidieran con las zonas en el que el viñedo estaba más retrasado, permitieron el rebrote de nuevos pámpanos y racimos con capacidad de prosperar. Y es que, la cada vez mayor tendencia del viticultor a retrasar la poda para así retrasar el ciclo, ayudó a que la helada no fuera de mayor transcendencia y que, ni con mucho, alcanzara en Rioja Alavesa los daños de la última helada importante como fue la de 2017.

En el área del txakoli alavés se registraron temperaturas por debajo de cero grados con el viñedo en punta verde, estado en el que se encontraba en la última decena de marzo. El frío continuó en abril, en las mismas fechas que en Rioja Alavesa, pero en el Valle de Ayala de forma más generalizada y estando la viña más adelantada. Después del cuajado del fruto se verán los efectos que hayan ocasionados las heladas en cuanto a reducción de cosecha que a priori parece serán significativos en las parcelas más propensas, según la Casa del Vino. Por otra parte, en lo que se refiere a precipitaciones, el mes de abril se puede considerar seco, como también lo fue el mes de mayo, aunque este último en menor medida. Respecto a temperaturas medias, tanto abril como mayo resultaron frescos, sin episodios de calor excesivo.

En estos momentos se está produciendo un crecimiento muy rápido de los pámpanos por la alta disponibilidad de agua y temperaturas moderadas encontrándose la mayoría del viñedo en el estado de botones florales separados. En las zonas situadas más tempranas de Rioja Alavesa, extremo Este y áreas más al Sur de Rioja Alavesa, se está iniciando la floración, lo que supone un ligero adelanto respecto a las fechas habituales y al menos una semana de retraso respecto a la campaña 2020.

Cuando culmine ésta, con el cuajado del fruto, y una vez se tenga una valoración más exacta del impacto de las tormentas de estos días, se podrá estimar la previsión del volumen de cosecha a priori. El estado sanitario es bueno, sin incidencias de plagas o enfermedades fuera de lo normal. Las lluvias han dado lugar a la aparición de alguna mancha de mildiu, de momento, dentro de la normalidad para la fecha. Nada que ver con la campaña 2021 en la que los daños comenzaron a manifestarse desde primeros de mayo. Durante estos días, se ha estado procediendo con los tratamientos preventivos tanto para mildiu como oídio para evitar el desarrollo de estas enfermedades en condiciones de máxima sensibilidad como es el actual.

En el valle de Ayala, en lo que llevamos de primavera, las precipitaciones han estado por debajo de lo habitual, lo mismo que las temperaturas. En estos primeros días de junio no se están registrando precipitaciones al contrario de Rioja Alavesa. El cultivo presenta un adelanto de unos 5-7 días respecto a fechas normales y un estado sanitario muy satisfactorio a una semana de la floración generalizada. Sin embargo, la muestra de uva es escasa advirtiéndose la reducción de racimos por las heladas de abril.