l verdadero trabajo de recuperación de la memoria de la minería en Montaña Alavesa acaba de dar los primeros pasos, aunque justo es reconocer que muchas personas han ido dejando testimonio escrito o documental de sus experiencias personales, bien a través de libros o de colecciones de fotografías o conservando otros materiales.

Tras adoptarse la decisión por parte de la Diputación Foral de Álava y el Gobierno Vasco de restaurar y poner en valor los espacios mineros de asfalto de esta comarca, una de las primeras medidas ha sido contar con un profesional experto en documentar patrimonio y en fotografiarlo.

José Latova es la persona encargada de llevar a cabo esa tarea. Con una larga experiencia a sus espaldas, comenzó siendo fotógrafo titular de la subdirección general de Arqueología y del Instituto del Patrimonio Histórico Español, del Ministerio de Cultura en el año 1976 y desde entonces ha trabajado como periodista gráfico relacionado con el mundo editorial tanto en revistas de patrimonio como otras de arquitectura, decoración y dominicales. Latova puso en marcha la empresa Actividades y Servicios Fotográficos S.L ASF donde ha desarrollado casi toda su vida profesional.

Ahora ha asumido la responsabilidad de fotografiar y documentar la historia de la minería de Montaña Alavesa, con un encargo concreto: “complementar todo el trabajo que se está haciendo para la puesta en servicio y en valor de la mina Santa Lucía y otras instalaciones del entorno”, comenta el propio Latova a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

El profesional está recopilando en estos momentos datos a nivel documental, por un lado, “que estaban muy dispersos, perdidos... También la localización de objetos materiales que hayan quedado recogidos, como las losetas que se fabricaban, herramientas mineras u objetos que están en manos de particulares o que están tirados por el monte”.

A esto se suma, por otro lado, una parte muy importante, “que va a ser lo más complicado, que es lo que llamamos el patrimonio inmaterial, que es intentar recopilar de algún modo si puede ser las vivencias directas de gentes que hayan trabajado en las minas de asfalto de la Montaña, en cualquiera de ellas”, explica Latova.

Consciente del tiempo que ha pasado desde que aquellas minas cesaron su actividad, también pondrá el empeño en “tratar de recoger los testimonios de sus descendientes, las historias o las tradiciones... Ese es un poco el objetivo que nos hemos marcado, dentro de las posibilidades que hay para poderlos conseguir”.

La minería del asfalto en Montaña Alavesa es un tema de gran peso en la comarca. Quien más o quien menos o ha trabajado o ha tenido familiares vinculados con la actividad y cualquier evento que tenga que ver con ello siempre tiene una respuesta muy positiva de vecinos e instituciones.

Por ello, no es de extrañar que este profesional del patrimonio haya encontrado una entrega general a su trabajo por parte de las personas con las que está tratando desde hace unas semanas. “Estoy encontrando una colaboración que diría que es casi mejor que en otras regiones del país en donde he trabajado”.

Cuenta que “la gente está muy ilusionada” y detalla que es a todos los niveles, “desde las instituciones administrativas como la Cuadrilla o los ayuntamientos o la propia Diputación, que ha puesto esto en marcha cambiando incluso las ideas que tenía sobre lo que era una mera visita a la mina y se ha dado cuenta de que la visita no tiene sentido si no está respaldada por esta memoria material e inmaterial. Y hasta la propia gente, incluso residentes en Vitoria, que se han volcado ofreciéndome datos o publicaciones”, mencionando también al Archivo Histórico de la Diputación “que tiene unos fondos impresionantes y nos van a aportar algunos datos muy curiosos a través de numerosos documentos que nos van a permitir reconstruir esa historia de trayectoria compleja”.

Latova explica que está encontrando numerosa información, porque la actividad “comienza a mediados del siglo XIX con capital francés, español... Se compran y se recompran las minas y se crean montones de sociedades participadas por otras. Hay hasta connotaciones en otras zonas, como Barcelona o Sevilla... es un mundo muy complejo y que me gustaría poderlo reconstruir porque al fin y al cabo es como una base del tejido industrial, social y económico de toda la Montaña Alavesa”.

El investigador cuenta con un tiempo de unos cinco o seis meses “para poder hacer esta parte del trabajo, que andará en paralelo con lo que va a ser la obra física que se hará para la adecuación de la mina para su visita, arreglo de accesos, etc.” La previsión total es que será un trabajo complejo que requerirá al menos de año y medio. Latova asegura que, mientras tanto, se irán “recopilando estos datos y preparándolos para que podamos tener una buena información para que el día de mañana se pueda instruir a la gente que va a visitar la mina”.

Pero informar y documentar a los visitantes no será el único objetivo. Hay otro igual de importante como “es remover la memoria de la gente y conservarla para el futuro, para las siguientes generaciones, para las instituciones de todo tipo”.

Y es que no todo quedará a la vista o al alcance de la mano en estos espacios en los que se quiere poner en valor esa parte de la historia de Montaña. Hay otros aspectos, como comenta Latova, porque esto tiene muchos niveles. “Hace tiempo leía en un artículo de un importante arquitecto quien decía que aquellas instituciones que piensan que convertir su patrimonio en un elemento de explotación turística, acaban fracasando. Aquí, lo más importante de todo este trabajo no es tanto el resultado de lo que hagamos, ni la promoción de las visitas, sino que les podremos ofrecer un cierto sentido de lo que era la minería con todas sus implicaciones, socioeconómicas o políticas, en un momento determinado en Montaña”.

A esto se añadirá que “todo este movimiento que estamos realizando nosotros, los ayuntamientos, la Cuadrilla o la gente, es que al buscar esta información removemos esa memoria. Y eso es fundamental. Y luego está su conservación, porque muchas veces nos ponemos a buscar y ha desaparecido mucha gente que podría aportar un montón de datos. Y eso sí que es irrecuperable”.