"La venta a través del portal comercializador no palía las pérdidas por cerrar la hostelería"

Estos días pasados se han cumplido seis meses desde que ABRA puso en marcha su portal de comercialización AlavaWines y en este tiempo ha ido complementando un paquete de recursos, que han terminado por conformar una plataforma vitivinícola.

-Nosotros hacemos un balance muy positivo porque nació en el momento justo para ser un complemento. Y no solo a la venta que evidentemente es su objetivo sino también para la visibilidad y el dar a conocer un producto que a veces no es tan fácil -incluso en lugares más cercanos- el tenerlo a mano. Creo que ha sido una idea muy idónea, en un momento muy complicado para esos dos retos: visualizar el producto y poder venderlos.

¿Se acertó con el proyecto?

-Después de ese tiempo, ya que nosotros comenzamos a mediados de noviembre, en vísperas de navidad, que consideramos un momento muy interesante para la venta, como así ha sido, supuso la puesta en marcha una plataforma que no la conocía nadie. Y tras la navidad, que viene el bajón, lo cierto es que se ha mantenido, que seguimos en un nivel muy bueno, que además los clientes repiten y está funcionando muy bien. No digo que no haya sido una sorpresa, pero a veces no sabemos si se acertará o no. Y en este caso creemos que hemos dado con un buen complemento para las bodegas.

¿Sirvió también para paliar la crisis económica que trajeron las medidas contra la pandemia?

-Hay que ser realistas. Ha tenido mucho movimiento durante la pandemia y la verdad es que todas las bodegas estaban vendiendo en la plataforma, pero con esto no se puede paliar un nivel de crisis como el que hemos vivido. A pesar de haber tenido muy buenas ventas a través de este complemento, no puedes paliar el cierre de la hostelería o de los canales donde realmente las bodegas tienen el grueso de la venta. Lo que consigues es lo que consigues: ser un punto más, pero no para paliar una situación tan complicada como es la que todavía mantenemos.

ABRA cuenta con un número importante de bodegas asociadas. ¿Se han implicado en AlavaWines?

-No están todas, porque la participación es voluntaria. Con esto, lo que nosotros hacemos es abrir una línea de oportunidades y unas bodegas optan por unos recursos y otras por otros. Ahora están cerca de 40 bodegas y se van sumando poco a poco. Al final van viendo que es una cosa interesante, pero siempre hay un grueso que es el primero que entra y luego, el resto, se va incorporando poco a poco. Pero vamos, 40 bodegas, las multiplicas por todas las referencias que tienen, y dan como resultado un cartel de vinos de la comarca impresionante.

Hablamos de AlavaWines, pero ABRA cuenta con muchos más recursos: la central de compras, el centro logístico. ¿Cómo están funcionando estas infraestructuras?.

-Todos estos recursos superan incluso a ABRA, porque esto nace en el seno de una asociación muy numerosa que recoge las necesidades e inquietudes del sector y es una forma de terciar. Tenemos proyectos que son estratégicos, de presente y de futuro. Además, son los que ve que, trabajando de forma conjunta, establecen las funciones idóneas para que las bodegas sean más competitivas y ayudan a mejorar más su vitivinicultura.

Sin temor, entonces, a su dimensión.

-Cuando eres muy pequeñito, lo que suele ocurrir es que sea una desventaja frente a un mundo globalizado. Por eso, lo que hace falta es que seamos una asociación que aglutine y sea capaz de generar proyectos que den soluciones estratégicas como las que tenemos: el centro logístico, en el caso de AlavaWines, ha sido un complemento ideal. Sin él, no hubiéramos podido circular ni cosas ni proyectos que están saliendo. Esto acaba de empezar y si bien algunos proyectos son de la asociación, otros la superan y al final se abren a todo el sector o a diferentes sectores del País Vasco o alrededor, e incluso de toda España, como es el caso de la central de compras. Pero en lo logístico imagina la cantidad de producto vitivinícola y de otra índole de industria alimentaria que tenemos para dar un servicio tan necesitado.

Con todos estos recursos, ¿se puede hablar de ABRA como una plataforma vitivinícola?

-No lo habíamos pensado así, pero al final ABRA son muchas cosas. La asociación nació hace 31 años y al principio nació por unas necesidades, pero a lo largo de los años, como nos pasa a todos, vamos cambiando y la asociación se va adaptando. Se llame plataforma o de otra manera, no deja de ser una aglutinación de unas sociedades vitivinícolas, sectoriales, e igual radica ahí su importancia y la diversidad para mantener un sector en la comarca tan particular y que aporta tanta riqueza socioeconómica.

¿Qué peso específico tiene en estos momentos ABRA en el conjunto de la denominación Rioja?

-Somos lo que somos. La asociación tiene en estos momentos 95 bodegas asociadas. Lamentablemente estamos viendo como se van dando de baja bodegas que no tienen continuidad: o se cierra la bodega, o los hijos deciden no continuar con el proyecto vinícola y se mantienen solo con las viñas. Para nosotros esto es, en cierto modo, demoledor, porque todo el esfuerzo de padres y abuelos no es que haya sido en vano, pero si es verdad que la decisión está en las nuevas generaciones y si deciden que no continúan y eso es lo que estamos viendo: que por uno o dos proyectos nuevos que entran en ABRA se dan de baja otros porque no hay continuidad.

¿Qué supone para la asociación?

-Que ese es el problema que estamos teniendo como sector. En Rioja, en concreto, seguimos siendo lo que somos. Lo que siempre hemos sido. Lo que pasa es que estamos hablando de una Denominación que crece, que aumenta en volumen, en hectáreas y si nosotros no crecemos, ese peso va bajando. Y además lo mismo baja más rápidamente por cómo está configurada la Interprofesional y no lograríamos tanto posicionamiento. Siendo como es y como está estructurado se va a notar mucho más rápido.