Hoy lunes arrancan en Amurrio las obras que clausurarán, de forma definitiva, el vertedero de Larrabe, de cara a convertirlo en una nueva zona de esparcimiento. Al menos así lo espera el regidor, Txerra Molinuevo, que -según confesó a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA- tiene unas ganas de terminar con este proyecto "que nadie se imagina, dado el pozo sin fondo que parece ser". No en vano, desde que comenzó a abordarse hace más de una década, ha supuesto un importante mordisco al Presupuesto municipal de cada ejercicio, pese a las subvenciones logradas para su ejecución.

El de este año tampoco se ha salvado, pues tiene reservados 600.000 euros para el eterno sellado de esta escombrera, aunque los trabajos se han adjudicado por un montante cercano al medio millón de euros. En concreto, de entre las siete ofertas presentadas ha obtenido el contrato la empresa Construcciones Aguado Cabezudo, por un importe de 495.541,74 euros, de los que 86.000 corresponden a IVA. Para hacer frente al gasto, el Ayuntamiento dispone de 314.383,23 euros, correspondientes a la concesión de subvenciones a ayuntamientos que realicen acciones que promuevan el desarrollo sostenible en la línea de suelos contaminados de los años 2018 y 2019.

El proyecto comprende la construcción de las infraestructuras necesarias para el sellado e impermeabilización de este vertedero de residuos no peligrosos, ubicado en las proximidades del garbigune y la planta de compostaje municipal; así como la integración de las acciones que lo afecten, dentro del proyecto de reforma de la red de saneamiento local, que pretende dejar fuera de servicio la EDAR de Larrabe, incluido el desvío del saneamiento de pluviales que actualmente circula por debajo del vertedero.

Se trata de una amplia superficie que se acerca a las dos hectáreas y que dejó de funcionar como escombrera en el año 2007, tras 17 años de actividad. Cuando terminen los trabajos -el plazo de ejecución es de quince semanas- la idea es que este entorno degradado y recuperado se convierta en un parque que, por su cercanía con el casco urbano, podrá usar la población con facilidad.

En las tres fases anteriores se instalaron dos depuradoras compactas para el tratamiento de aguas fecales y una sala de bombeo de las aguas limpias ya tratadas.