- La faraónica operación de desmantelamiento de la central nuclear de Garoña tiene previsto su inicio para el tercer trimestre de 2022, aunque es probable que se retrase. Con la experiencia adquirida en ese mismo proceso en el complejo de Zorita, Guadalajara, se ha podido ajustar en estos años el coste de la operativa de un complejo de 500 megavatios.

La apagada central burgalesa contaba con una potencia de 466 y el coste estimado se ha fijado en los 468 millones de euros. Este es el último y más novedoso dato de un proceso que conoce también el desglose del presupuesto. De todos ellos, el más alto es el de la operación y mantenimiento de la seguridad física de la planta y de servicios, como por ejemplo, la extinción de incendios y otros que obliga a mantener el Consejo de Seguridad Nuclear. Esta parte alcanzará los 160 millones de euros.

Las obras civiles de desmantelamiento subirán a 126 millones y el diseño, supervisión y control de esas labores supondrán otros 55 millones de euros. Dentro de este apartado entran tareas como proyectos, dirección de obra y labores similares. La gestión del combustible significará otros 44 millones, aunque por otro lado y fuera de este presupuesto del desmantelamiento están los 138 millones que cuestan los contenedores donde se alojará el combustible gastado.

La operación de convertir en un mero recuerdo la silueta del reactor de la central nuclear de Garoña generará un volumen total de empleo en torno a los 350 trabajadores y momentos puntuales en los que se pueden alcanzar las 400 personas. Así lo ha avanzado Manuel Rodríguez Silva, actual jefe de operaciones de la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa), que asumirá la dirección del desmontaje del complejo ubicado en territorio burgalés y a poco más de 50 kilómetros de la capital alavesa. Este cálculo lo ha hecho Rodríguez Silva durante el transcurso de un seminario internacional sobre el impacto del cierre de las instalaciones nucleares y centrándose en el empleo que se puede esperar de esta acción, tal y como ha recogido Diario de Burgos.

Esta cifra de los 350 operarios que estarán implicados en la instalación de Garoña viene a suponer aproximadamente la mitad de los alrededor de entre 700 y 800 trabajadores contratados hasta la fecha de 2012, cuando se detuvo para siempre el funcionamiento del reactor. "El desmantelamiento no sustituirá la actividad económica anterior, pero mitigará los efectos negativos del cierre durante un tiempo", explicó Rodríguez Silva. En este sentido apuntó a que se trabaja con unos cálculos de que un 40% de los trabajadores de ese desmantelamiento sean del entorno más inmediato, mientras el 70% restante lleguen desde otros puntos de Burgos o lugares colindantes cercanos.

Cuando el cese en la actividad del complejo nuclear se encamina hacia los nueve años, todavía desempeñan allí algún tipo de función poco más de un centenar de trabajadores (104), enrolados todos bajo la nómina de Nuclenor. Esta cifra supone solo un tercio de los más de 300 con los que contaba Garoña cuando se apagó el reactor. Junto a esa plantilla estable de operarios hay otros 130 pertenecientes a empresas subcontratadas para algún tipo de servicio. De esta manera, la compleja, costosa y laboriosa tarea del desmantelamiento apenas supondrá incrementar en otro centenar de trabajadores para situarse en esa franja de entre 350 y los 400. El encargado de asumir esa dirección de los trabajos avanzó también durante ese seminario que Enresa seguirá contando con Nuclenor en funciones de "proveedor de servicios", una vez se transfiera Garoña a la empresa pública dentro del complejo proceso que supone dar carpetazo a la central nuclear.

Desmantelamiento. Las previsiones apuntan al tercer trimestre de 2022 como fecha en la que acometer su inicio, aunque ya se contempla que se va a retrasar y comenzar más tarde.

Desglose del presupuesto. De la cantidad fijada como coste, 468 millones, la mayor parte (160) corresponderán al mantenimiento de la seguridad física y servicios de la planta. Las obras civiles de desmantelamiento subirán a 126 millones. Proyectos, supervisión, dirección de obra y diferentes tareas, supondrán otros 155 millones. Por último, la gestión del combustible significará otros 44 millones de euros.

Contenedores de combustible. Fuera del presupuesto de desmantelamiento quedan los 138 millones que cuestan los contenedores donde alojar el combustible ya gastado del complejo.

Empleo. Trabajan en la planta 104 operarios de Nuclenor y 130 de diferentes subcontratas.