Paco Allende sonríe cuando le pregunto por cómo era Xabier Agirre. "¿Qué cómo era Xabier?", me dice. Piensa cinco segundos y elige tres definiciones que repetirá a lo largo de toda nuestra charla: "apasionado", "firme" y "con mucho sentido del humor".

Pero, tras desvelarme cómo en esos momentos, hablando conmigo, recuerda al que ha sido su amigo durante 45 años, me resume emocionado: "Xabier era un gran tipo, una persona que se hacía querer".

El fallecimiento de Xabier Agirre deja huérfana una parte de la historia del nacionalismo alavés, donde el que fuera diputado general de Álava tuvo un papel trascendental para que hoy el PNV también sea el partido que es.

Así, Allende recuerda, por ejemplo, los difíciles momentos por los que atravesó el ABB cuando, en los años ochenta, se produjo la escisión del PNV, de la que surgiría Eusko Alkartasuna. Protagonista indiscutible aquellos días Agirre, rememora Allende, se enfrentó a momentos políticos muy complicados al tener que asumir la presidencia del ABB en una situación muy difícil, con una tensión interna "muy dura", que concluyó en la fracción del PNV. "Y después, Xabier tuvo que asumir, la reconstrucción del partido en Araba. Casi nada", dice Paco Allende.

Y, aún en aquellos momentos, recuerda, Xabier Agirre era capaz "de tener dosis de humor para rebajar la tensión". Así, se autobautizó como el portagritos cuando fue nombrado portavoz de la Ejecutiva del EBB con Uzturre como presidente. "Esas eran sus dosis de humor. En vez de portavoz, dijo que era el portagritos por el clima que vivimos en aquellos tiempos", rememora.

Una virtud, la de saber acercarse a la negociación con esa proeza de mostrarse campechano, "pero muy firme" que Allende dice le ha acompañado a Xabier Agirre hasta el final de sus días. "Era vehemente, pero muy tolerante", comenta.

Y a fuerza de tener que bregar, señala su compañero de partido, Euskadi ha perdido a un dirigente que supo hacer política de otra manera, basada en las personas y en las ideas. "Xabier era un hombre de otra época. Tenía un objetivo, sabía lo que tenía que hacer para conseguirlo y cómo. Si Xabier algo tenía era una enorme capacidad de liderazgo, que se notaba en cualquier reunión", concluye Allende no sin terminar afirmando: "Xabier fue un hombre muy exigente, primero para sí. Había que demostrar en el día a día el compromiso, el trabajo y la actividad. Le echaremos mucho de menos".

"Hombre de fuertes convicciones nacionalistas, Xabier Agirre ha sido un referente político y moral en Araba y en toda Euskadi, y un espejo en el que mirarse para muchas personas que han tenido en EAJ-PNV su cuna política. Xabier, agur eta ohore! Goian bego", concluyeron desde EAJ-PNV.