urismo y hostelería son dos de los sectores más azotados por una crisis que restringe la movilidad entre municipios, provincias, comunidades autónomas y países. "Y si no hay movilidad, no hay turistas", coinciden responsables de hoteles de Gasteiz que, a duras penas, intentan paliar gastos con habitaciones reservadas a clientes de empresas y con parejas de Vitoria que, ante la imposibilidad de juntarse de otra manera, aprovechan la era covid para regalarse una noche en un hotel. "En Vitoria, todos trabajamos con la misma clientela, así que la pandemia a todos nos afecta de forma similar", subraya Iñigo Bastarrika, gerente del céntrico hotel Dato a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.

Preguntado por el balance del año de la covid, del fatídico año del parón, como él lo denomina, responde raudo: "¿Turismo? No ha habido en 2020 debido a las severas restricciones. Ése es el balance", sintetiza Bastarrika. "Nadie puede hacer turismo fuera de Álava, lo que hace que la actividad sea residual", indica.

¿Expectativas? "Si la movilidad permite desplazarse, esperemos que a partir de Semana Santa empiecen a llegar visitantes", desea. El establecimiento lo mantiene abierto por los clientes que se desplazan por motivos de trabajo, pero "también el movimiento de las empresas ha bajado", sostiene.

Además, "no hay jazz ni Azkena ni triatlón ni congresos..., no hay actividad en la ciudad. Estamos en un impasse, que pasará", opina. "Volveremos a la situación de antes porque el coronavirus no va a durar para siempre", espera. Mientras tanto, ve fundamental que el Gobierno alargue la posibilidad de que los trabajadores se acojan a expedientes temporales de empleo. "Turismo y hostelería somos lo más castigados, con la mayoría de los empleados en situación de ERTE, ya que el resto de empresas continúa con su actividad de una forma u otra. En cambio, nosotros dependemos sí o sí de la movilidad", señala al frente de un establecimiento de catorce habitaciones que, pese a todo, mantiene el cartel de abierto.

Asier Agirre no había visto nunca nada así en su larga trayectoria profesional. "Y es la tercera crisis económica que me toca vivir en este negocio; la primera fue en 1993 y pasó enseguida; la segunda en 2008, que fue muy potente, pero esta tercera es terrible", lamenta. Cifra el balance del año covid en apenas una frase, tras tres meses cerrados y un 70% menos de ventas: "el peor año de la historia", asegura desde los apartamentos Sercotel Boulevard.

Desaparecido el turismo vacacional, salvo los meses de julio y agosto que "algo se movió", coincidiendo con la apertura de la movilidad, aunque menos que otros años, ya que la ocupación apenas alcanzó el 50%, "ahora estamos muy vacíos, sólo tenemos huéspedes de Vitoria y clientes de empresas, que se mueven por trabajo", explica.

La decisión de mantener el cartel de abierto llega de arriba, de la cúpula de la empresa, puesto que los apartahoteles cercanos al centro comercial dependen de una firma ubicada en Barcelona, que gestiona una treintena de hoteles por todo el Estado. En Gasteiz, 90 habitaciones, 36 de hotel y 54 con salón y cocina, tipo apartahotel. "Ellos valoran mes a mes qué alojamiento cierra y cuál continúa abierto. Por ejemplo, Donostia ha cerrado porque depende más del turismo de ocio", indica. En este sentido, a Vitoria le ha favorecido tener, además del visitante vacacional, un perfil fuerte de cliente de negocio, a pesar de que también este tipo de pernoctaciones ha caído, ya que los viajes de empresa se han reducido "a lo estrictamente necesario", apunta.

"Intentamos cubrir gastos con el turismo de negocios y con reducciones de jornada de la plantilla", sostiene. Y así cree que va a seguir la situación, al menos el primer semestre de este año. "Esperemos que funcione la vacuna", anhela, ya que "la población no va a viajar hasta que tenga garantías de seguridad", considera. "Esto es algo terrible, terrible para la salud y terrible para la economía, y nadie sabe cuántos negocios van a ser capaces de aguantar la crisis y cuántos se van a quedar en el camino", indica Agirre, antes con la esperanza puesta en julio y agosto y, ahora, en la vacuna contra el coronavirus.

En la Avenida de los Huetos, el hotel Araba tiene a día de hoy abiertos su restaurante y las veinte habitaciones que oferta, pero con poca ocupación. "Como todos", dice Javier Suárez. "Hemos pasado de tener un 80-90% a apenas un 30-40%. Coincide con otros hoteleros en que la crisis provocada por la pandemia del coronavirus es "horrible". La de 2008 la vivió levantando el hotel y de otra forma porque "fue paulatina; se hundieron la construcción y otros sectores y no había dinero, pero ésta creo que es peor, en tan corto espacio de tiempo... otra cosa es que, después, la recuperación vaya a ser más rápida, ya que la gente, aunque tiene miedo, también tiene ganas de salir", apunta.

Tras superar un 2020 "horrible", con turismo "entre uno y cero", los primeros meses del recién estrenado año no apuntan mejor. Por eso, lo apuesta todo a la vacuna. "Esperamos que la vacuna funcione, no sé si matará el virus pero, al menos, que sirva para quitar el miedo a viajar que tienen las personas", ansía. Hasta entonces, Javier confiesa que mantiene la persiana levantada porque es un hotel pequeño y familiar, aunque también tiene trabajadores en ERTE. Y por los clientes que pernoctan por motivos de trabajo, aunque este perfil de visitante ha caído igualmente. "Antes de la covid había muchas reuniones de empresas que ahora son on line. Había movimiento de proveedores y vendedores que ya no hay", señala a las puertas del negocio situado cerca de importantes polígonos de la ciudad, como Ali y Jundiz. En cuanto al perfil del turista: cero. "Turismo, nada, alguno que viene de paso desde Portugal ha recalado..., pero no es gran cosa".

Iván Saldaña abrió hace doce años los primeros apartamentos turísticos de la ciudad "cuando la gente no se creía que podía haber turistas en Gasteiz", recuerda. A finales de este 2021 tiene previsto inaugurar Nirea, un "selecto" hotel de veinte habitaciones en la calle Dato. Mientras, sigue al frente de otro "hotelito" y de edificios de apartahoteles, como Irenaz, en Lakua.

Su amplia experiencia profesional le lleva a asegurar que a este tipo de alojamientos le va mejor en la era covid que a un hotel convencional. "Durante el confinamiento, los clientes necesitaban cocina, por ejemplo, porque la hostelería estaba cerrada", apunta. Desde el inicio de la pandemia ha tenido alojados a camioneros, policías y sanitarios, ya que fue el primero que ofreció habitaciones de forma gratuita a Osakidetza. También ha hospedado a trabajadores del aeropuerto y del sector logístico, así como a ciudadanos desplazados a Vitoria a causa del fallecimiento de algún familiar. Así, "los apartamentos han tenido una ocupación del 50%, por encima del hotel, que no ha llegado al 20%, cifra Saldaña. Sin duda, una bocanada de aire en mitad de la asfixiante pandemia. Por eso, en su opinión, el futuro está en alojamientos de menor tamaño y no en grandes hoteles de cientos y cientos de habitaciones. "Van a ser más factibles los pequeños, para evitar masificación de personas", vaticina Saldaña.

Además, subraya la importancia de que los alojamientos estén totalmente automatizados. "El cliente siempre sabe que si necesita algo, ahí estamos, pero no tiene la obligación de estar constantemente relacionándose con nosotros sino que puede hacer su vida como si estuviera en casa, entrando y saliendo cuando quiera".

Clara Navas. A pesar de la preocupación de Clara Navas por la caída del sector, la jefa de la oficina de turismo de Gasteiz opina que "volveremos a viajar y lo haremos de una manera mejor y más responsable". Por eso, subraya la importancia de no parar la máquina, de continuar trabajando, ya que "los turistas volverán a Vitoria, no sabemos cuándo, pero volverán". En esta era covid, plagada de pésimas cifras, le ha sorprendido gratamente las ganas que tienen los profesionales del turismo de trabajar y de luchar teniendo en cuenta lo mal que está el negocio.

Los hoteleros hablan de turismo entre cero y uno, ocupaciones de apenas un 20% y pérdidas económicas de un 70% o más

El negocio de apartahoteles se ha comportado algo mejor que el de los hoteles al prestar el servicio de cocina en las habitaciones