- No era el día del Sorteo de Navidad ni el de Reyes, pero la ilusión ayer estaba igual de presente en la ciudad de Vitoria con motivo de la Rifa de San Antón, una tradición que se remonta al año 1781, cuando el hospicio de la urbe gasteiztarra y la residencia San Prudencio empezaron a organizarla, y que este año se ha seguido haciendo, pese a la pandemia del covid, aunque con cambios. El más notable de todos ellos ha sido el de que no se pudo hacerse dentro del Ayuntamiento, como era habitual, sino en el mismo CIAM (centro integral de atención a Mayores) de San Prudencio, de la calle Francia, al ser al que van destinados los fondos que se recauden.

Y aunque las mascarillas fueron inevitables, éstas dejaron entrever más que nunca el brillo de emoción en los ojos de los encargados de sacar las bolas: Cirila Bravo, de 81 años, y Felipe Ruiz de Angulo, de 97, y entre los del resto de usuarios de esta residencia, ya que todos ellos demostraron que eso de repartir suerte también gusta. Aunque si hay algo que da alegría, ésa es la de saber que tu boleto ha sido premiado, en este caso el agraciado entre los 30.000 que se pusieron a la venta por 60 céntimos.

No en vano, en juego estaban premios como un lote de productos de cerdo ibérico de bellota (Boleto número 29996); un viaje a Tenerife de siete noches, para dos personas (Boleto 04999), un circuito por Extremadura, de seis noches, para dos personas (Boleto 18238), una escapada relax en el Hotel Balneario Orduña Plaza, una noche, para dos personas (Boleto 23474). Otro de los premios era una bicicleta urbana (14819), un abono de temporada para el Teatro Principal (20444), para dos personas, una tablet de 10.1” (13539), un altavoz bluetooth (18571), un bono para la compra de libros (25695) y un seguro de vivienda de Laboral Kutxa Plus para un año (15228). “Este evento pone de manifiesto el apoyo de la ciudadanía a los mayores de la ciudad, uno de los colectivos que más ha sufrido la pandemia”, subrayó Maider Etxebarria, primera teniente de alcalde de Gasteiz.

En este 17 de enero tampoco estuvieron presentes los dos cerdos de chocolate, que desde 1994 se sortean entre los escolares de Infantil y Primaria de la ciudad, para divulgar esta tradición vitoriana, ya que fueron sustituidos por paquetes individuales de bombones. Los colegios Vera Cruz y Mariturri resultaron ser agraciados de esta rifa que se adelantó al pasado viernes.