- El concejo de Trespuentes, que preside Davide di Paola, ha aprobado provisionalmente la modificación parcial de la ordenanza sobre el uso de espacios libres y de ocio del pueblo con el fin primordial de prohibir el uso del glifosato y de cualquier otro herbicida en los calles, viales y jardines propiedad de la junta administrativa. La modificación incorpora esa prohibición en el artículo 4, Protección de elementos vegetales, que entrará en vigor tras el periodo de exposición pública al que se encuentra sometido.

Descubierto en 1970 y comercializado por Monsanto y otras empresas, tras expirar la patente en 2000, la historia del glifosato ha estado marcada por la polémica. Es el principio activo del herbicida de amplio espectro comercializado en su día bajo la marca Roundup, utilizado para eliminar no solo malas hierbas, sino todo tipo de vegetación herbácea y arbustos perennes. Se absorbe por las hojas y detiene el crecimiento pocas horas después de haber sido aplicado. En los años 90, Monsanto desarrolló también plantas transgénicas (maíz, soja, alfalfa...) resistentes al glifosato, lo que permitió la eliminación de cualquier otra vegetación en el entorno de estos cultivos modificados genéticamente.

Tras la compra de Monsanto por Bayer en 2018, la polémica no se despejó. Al contrario, sentencias de los tribunales californianos de San Francisco (julio de 2018), Sonoma (marzo de 2019) y Livermore (mayo de 2019) han condenado por importes, respectivamente, de 89, 80 y 2.000 millones de dólares a Bayer, considerando el glifosato como “causante directo de cáncer”.

Es en estas circunstancias en las que han tomado sus decisiones Austria y Alemania. Invocando, en Austria, el principio de precaución y, se trate o no de un producto cancerígeno, se ha sentenciado que el glifosato “es simplemente un veneno, un veneno peligroso que corresponde a una agricultura de la vieja mentalidad, que permitía el envenenamiento del terreno para ser más productivos, pero eso ya no puede seguir siendo así”. O alzando la voz, en el caso de Alemania, en defensa de la biodiversidad, amenazada por la desaparición de las plantas que son alimento de multitud de insectos, en particular los polinizadores, cuya drástica disminución en los últimos años afecta ya a las poblaciones de aves insectívoras. En España se sigue permitiendo y es fácil encontrarlo entre los productos recomendados por el Gobierno de La Rioja para la limpieza de hierbas de los terrenos, entre otros usos.

En otro orden de cosas, dos alcoholeras riojanas van a gestionar los subproductos de la uva en la denominación. El fondo español de garantía agraria (FEGA) ha publicado una lista con las 17 empresas que están autorizadas a participar en el régimen de ayuda a la destilación de subproductos durante la campaña vitícola 2020-2021. En Euskadi no hay ninguna empresa de estas características autorizada a actuar en el programa de ayuda a la destilación de subproductos. Las bodegas de Rioja Alavesa suelen recurrir, en estos casos, para transportar los restos del prensado de la uva a La Alcoholera de la Rioja, Ebro y Duero, que está situada en Cenicero y donde tras su tratamiento se comercializan casi un centenar de productos, o en Amador González Tojal, ubicado en San Vicente de la Sonsierra.

La polémica acompaña a este principio activo utilizado para matar hierbas y arbustos desde su descubrimiento en 1970