En Vitoria coexisten dos bandas integradas mayoritariamente por jóvenes de origen latino, pero los investigadores de la Ertzaintza las tienen bajo control y aseguran que su actividad es “infinitamente menor” que la de cualquier otra ciudad del entorno. La primera se denomina Combo de Arriaga y, como su nombre indica, tuvo su origen en la zona norte de la ciudad aunque su territorio se ha ido extendiendo con los años. La segunda, originaria de Salburua, comenzó denominándose Los Lobos y aunque mantiene esa calificación, ha crecido integrando en su estructura pequeños grupos satélites y al clan resultante se le conoce como Gatilleros. Siempre según estas fuentes policiales, ambas agrupaciones se dedican a la comisión de pequeños robos, fundamentalmente de móviles y carteras, así como al menudeo de hachís y marihuana. Cuentan con una jerarquía interna muy estricta, con efectivos rasos, lugartenientes y un rey en la cúspide. La Policía autonómica vigila de cerca los pasos de sus integrantes desde hace años, conoce a sus componentes, estudia sus movimientos y en cuanto sorprende a alguno de ellos rebasando la línea roja de la legalidad, interviene. De hecho, al menos cuatro de los miembros de estos grupos se encuentran actualmente en prisión.

En abril del año pasado, agentes de la Ertzaintza adscritos a la Sección de Investigación Criminal Territorial de Álava (Sicta), detuvieron a un menor de 16 años como presunto autor de un delito de intento de homicidio por apuñalar a otro joven en el pecho. Hoy sabemos que el protagonista de aquel suceso atacó a un miembro de Los Lobos para ganarse el respeto del grupo y hacerse con los galones.

los orígenes Estas bandas comenzaron a formarse allá por el año 2008 y, desde el primer momento, los grupos de investigación especializados de la Ertzaintza les tuvieron bajo su lupa. En 2014, la Policía Local de Vitoria constataba la existencia de seis colectivos que, en aquel momento, no pasaban de meras cuadrillas de chavales cuyo germen podía acabar dando lugar a bandas organizadas. Ya entonces se indicaba que la mayor parte de sus miembros eran de origen latino, si bien incorporaban igualmente integrantes magrebíes, algunos individuos de etnia gitana y apenas unos cuantos locales. La Fiscalía de Menores se comprometió desde aquel momento a colaborar con la Guardia Urbana para tratar de evitar que la actividad de estos grupos se descontrolara.

Aquellos grupos urbanos se organizaban en torno a puntos muy concretos de la ciudad. Las canchas deportivas de José Mardones, el skate park de San Martín, el parque del Norte y el parque de Arriaga. Los asiduos a la zona de José Mardones acabaron decantándose por el hip hop, encauzaron sus esfuerzos en la música y desaparecieron de la ecuación delictiva. Los de San Martín, por su parte, se acercaron a los de Arriaga, dando finalmente forma al Combo de Arriaga.

Según precisan fuentes de los grupos de investigación de la Ertzaintza, el Combo de Arriaga controla en la actualidad los barrios de El Pilar, San Martín, Txagorritxu, Lakua Arriaga y Lakuabizkarra. En sus filas militan numerosos jóvenes de origen árabe y bastantes latinos, y entre ellos abundan los menores de edad. Aunque la ciudadanía de Vitoria vive mayoritariamente ajena a su existencia, los vecinos de Lakua Arriaga conocen bien las pintadas que jalonan su barrio con las siglas CDA (Combo de Arriaga). Estas marcas delimitan su territorio y son visibles en muchas de sus áreas de actividad.

Los Lobos dieron sus primeros pasos en el entorno de la calle Gabriela Mistral, en pleno barrio de Salburua. Mayoritariamente latinos desde sus orígenes, muchos de sus componentes se dedicaron desde los inicios a entrenar duro en boxeo y en diferentes artes marciales. Contaban con adultos que los apoyaban y los formaban. Desde el este de la ciudad, fueron extendiendo progresivamente sus dominios hasta hacerse con los barrios de Arana, Zaramaga, Salburua y algunas calles del Casco Viejo y centro de la ciudad. Cuando marcan las paredes para delimitar su territorio pintan una corona, su símbolo distintivo.

En su caso, a lo largo de los últimos años los miembros más antiguos y de mayor rango de Los Lobos han ido sumando diversos grupos satélite hasta conformar una nueva entidad de mayor tamaño llamada Gatilleros. A pesar del cambio de denominación, el núcleo duro mantiene el nombre original de Los Lobos.

Estos colectivos satélite de chavales más jóvenes, muchos de ellos menores, se dedican en muchos casos a recorrer las fronteras del territorio controlado para garantizar que nadie se excede. “Recorren muchos kilómetros al día comprobando que todo está bajo control y marcando las paredes con sus nombres”, explica un agente. Una de estas agrupaciones, quizás la más activa a juzgar por el apabullante volumen de pintadas aparecidas en Vitoria con su nombre, es la de los Gripaos.

ofensas y peleas La frontera entre ambos grupos discurre por el cementerio de Arriaga, aunque uno de los puntos más problemáticos se da en la zona de Coronación, que separa a unos y a otros. También una discoteca de ambiente latino ubicada en la calle Cercas Bajas y frecuentada por miembros de Los Lobos suele convertirse en escenario de roces y peleas si aparecen por allí integrantes de grupos rivales. De hecho, los agentes de la Ertzaintza tienen claro que cada vez que reciben una alerta para acudir a este establecimiento, el tumulto está relacionado con bandas.

Tachar una pintada rival, adentrarse en territorio enemigo o pescar en caladero ajeno son motivo de ofensa entre ambos grupos y puede desencadenar en que se citen para una pelea, como sucedió el pasado sábado. Las dos bandas se habían emplazado a través de Internet y la Ertzaintza tuvo acceso a esa información, por lo que desplegó un operativo para neutralizar el enfrentamiento. Finalmente, el combate no tuvo lugar, pero la mala suerte quiso que ese mismo día tuviera lugar una pelea multitudinaria y fortuita a la salida de una discoteca de la calle Dato en la que tuvieron que intervenir numerosos agentes de las policías autonómica y local.

Generalmente no se producen situaciones de peligro, pero es habitual que, cuando los agentes actúan, ocupen a estos jóvenes cuchillos, puños americanos e incluso herramientas. La Ertzaintza sospecha que algunos de ellos están iniciándose en el robo de viviendas de forma muy precaria, ya que no dominan las técnicas de los profesionales y actúan de forma muy tosca, rompiendo cerraduras y accediendo a las viviendas sin realizar vigilancias previas.

Los investigadores de la Policía autonómica también vigilan de cerca las andanzas de diversos grupos de menores que actúan por las inmediaciones del Centro Comercial Lakua. En su mayoría integrados por jóvenes nacionales, no tienen contacto con las dos bandas mayores y sus andanzas no pasan, por el momento, de simples trastadas.

Combo de Arriaga. Desde el norte y el oeste de la ciudad, controla las zonas de El Pilar, San Martín, Txagorritxu, Lakua Arriaga y Lakuabizkarra.

Los Lobos. Junto a grupos asociados y con el nombre de Gatilleros, actúa en Arana, Zaramaga, Salburua y calles del casco Viejo y centro de la ciudad.

La frontera. Uno de los puntos de fricción es Coronación, frontera entre ambos territorios.