13 de agosto de 1986

ejábamos a los quinientos socios albiazules retirándose y meditando sobre todo lo ocurrido -muchas situaciones desagradables-, en la Asamblea Informativa celebrada por el Deportivo Alavés el lunes 4 de agosto de 1986. Ha sido una mañana muy dura para los alavesistas. El escenario elegido para el acto solamente tenía capacidad para ciento veinte personas y más de la tercera parte de los asistentes han tenido que ‘soportarlo’ de pie. La reunión ha presenciado una ‘pelea de gallos’ -Paco Cayón versus José Antonio Rozas-, pero nada claro se ha sacado de la misma. En la corriente mayoritaria prevalece la idea de la no desaparición del club y comenzar la campaña 1986-87 en Tercera. Pero a estas alturas de temporada -la competición comienza el 31 de agosto-, no hay plantilla, entrenador, ni dinero. ¡Falta de todo y sobran directivos! ¡Hay que tomar soluciones rápidas y salvadoras! Un grupo de socios, al finalizar esta Asamblea Informativa que se ha parecido más a una ‘jaula de grillos’, recaba firmas entre los asistentes para obligar a la Directiva en funciones a convocar una Asamblea Extraordinaria.

Para añadir más inconvenientes al intento de sacar de la UCI al moribundo, llamado cariñosamente ‘Glorioso’, las fechas en las que estamos -mes de agosto y fiestas de Vitoria- no son las más adecuadas para buscar ‘el milagro’. El miércoles 6 el vicepresidente Paco Cayón y sus hombres -digamos que los directivos oficiales- mantienen una reunión en las oficinas del club y de la misma sale una convocatoria de Asamblea Extraordinaria para el lunes 18 de agosto. Se habla de tres grupos, incluido el de Cayón, que quieren tomar el mando del Deportivo Alavés. Juan Arregui -antiguo presidente albiazul en los años cincuenta y setenta del siglo pasado- se está moviendo entre bambalinas y fuera de los focos mediáticos. El de Aretxabaleta merced a sus contactos políticos y empresariales, cree tener la solución para desatar el ‘nudo gordiano’ en el que se ha convertido el Deportivo Alavés. Con Pedro Aurtenetexe, presidente del Athletic, mantiene excelentes relaciones personales y ambos pertenecen al mismo partido político: PNV.

El presidente rojiblanco acude a la llamada de su amigo Arregui y, además, el lehendakari José Antonio Ardanza también aboga por buscar soluciones para el equipo que tiene su residencia en la capital de Euskadi. El miércoles 13 de agosto de 1986 -cinco días antes de la celebración de la Asamblea Extraordinaria- José María Arrate, entonces vicepresidente rojiblanco, y el gerente del club bilbaíno Fernando Ochoa llegan a las oficinas de Mendizorroza. Juan Arregui no ceja en manifestar para el que quiera escuchar: “El Athletic viene solamente a ayudarnos, no quiere que seamos su filial”.

No es la primera vez que ambas partes se juntan -ya ha habido contactos hasta en dos ocasiones anteriormente-, pero en este caso la reunión es en las oficinas del club en Mendizorroza, con luz y taquígrafos. En la reunión la parte albiazul está representada por los grupos de Cayón y Rozas, pero Arregui, al que acompaña Menoyo, es el que lleva el peso de la misma. El Athletic apoya todas las ideas del presidente honorario del Deportivo Alavés, que sale del cónclave como presidente interino -aceptado por todos- y con un acuerdo verbal de colaboración con los vizcaínos. El Athletic se compromete a prestar ayuda en materia económica y deportiva. Queda que el pacto pueda sellarse y van a ser los socios alavesistas en la Asamblea Extraordinaria del 18 de agosto, quienes lo aprueben o lo rechacen. ¡Bai ala Ez!

“Yo llamé al presidente del Athletic para pedirle ayuda, porque son los que mejor funcionan. El club rojiblanco ya conocía anteriormente la situación del Deportivo Alavés. El proceso de salvación de nuestro club va a ser largo y arduo”.

“Ahora podemos comenzar una andadura conjunta y con este acuerdo, si lo refrendan los socios en la Asamblea del 18, esperamos que terminen las dificultades para el Deportivo Alavés. Garantizamos que la deuda actual se va a pagar”.

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