Para conocer la historia de Lucas Boyé, hay que viajar hasta San Gregorio, un pequeño pueblo de Argentina, en la provincia de Santa Fe. Allí jugó hasta los 14 años, como había hecho su padre, que no llegó a ser profesional.

¿Dónde y cómo nace el Lucas Boyé futbolista?

En San Gregorio, mi pueblo, que es muy chiquito y está dentro de la provincia de Santa Fe, aislado de las ciudades grandes y de todas las ligas competitivas. Allí empecé a jugar, con mi papá llevándome a distintos sitios, y el cómo o el porqué no lo sé. Mi sueño siempre ha sido ser futbolista desde que tengo uso de razón. 

Pero no le venía de familia, ¿verdad?

Bueno, mi papá fue futbolista, pero no llegó a ser profesional. Siempre jugó en el pueblo, como lo hice yo hasta los 14 años.

Vista la precocidad de hoy en día, que con ocho años ya se captan jugadores, alguno diría que salió tarde de su pueblo.

Ya, pero para mí también fue temprano. Ten en cuenta que me fui a 500 kilómetros de casa (Buenos Aires), no es que me quedara cerca. Y no fue fácil, porque yo he sido siempre muy familiar. Me ayudó tener muy claro lo que quería y la ilusión por convertirme en lo que soy hoy. 

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En imágenes: Lucas Boyé habla con DNA tras sus primeras semanas en Gasteiz Pilar Barco

¿Qué es lo que más echa de menos de aquella época?

Que tenía menos responsabilidades. Lo único que me importaba en aquellos años era lo que pasaba en los partidos. Disfrutaba del fútbol y ya, sin pensar en nada más. Eso es lo que más extraño, el jugar solo por diversión. Ahora es mi trabajo. 

A su modo de ver, ¿qué es lo que le permite recibir la llamada del Torino y dar el salto a Europa?

Supongo que el hecho de debutar joven, con 17 años, y acumular bastantes partidos en la Superliga Argentina antes de los 20. Tener experiencia profesional con esa edad te abre muchas puertas. 

¿Quién es el entrenador que más le ha marcado durante su carrera?

No te puedo decir uno, hay tantos que me han marcado… Me he ido quedando con cosas de todos, y esa pienso que es una de mis virtudes. 

Lucas Boyé posa durante su entrevista con DNA Pilar Barco

¿Y el compañero? Si tuviera la oportunidad, ¿a quién traería al Alavés? 

Alguien con quien estuvo poquito tiempo, pero disfruté muchísimo, fue Pablo Aimar, en su vuelta a River. Me tocó compartir vestuario con él durante unos meses y fue espectacular no solo verlo jugar, también conocer la persona detrás del futbolista. 

Asentado en la élite, más allá de ese año en Segunda con el Granada, ¿cuáles son sus aspiraciones?

Seguir en la élite, claro. Pero lo primero es el Alavés. Solo pienso en alcanzar lo antes posible los puntos que nos permitan continuar en LALIGA y que ese buen trabajo nos lleve a donde a todos nos gustaría estar. Lo mismo a nivel individual, ayudar lo máximo posible para que lo que he dicho se haga realidad.