La famosa y manida expresión futbolísticia ‘madurar los partidos’ encaja como un guante en el Deportivo Alavés actual. Y es que la escuadra albiazul es la segunda que más goles anota a partir del minuto 75. Hasta el momento el bloque dirigido por Eduardo Coudet ha anotado cuatro de los nueve tantos que ha logrado en el cuarto de hora final de los encuentros.

Bien es cierto que tres de ellos fueron en la anterior jornada ante el Elche. El otro, lo firmó Tenaglia en la jornada inaugural del campeonato en el descuento, también en Mendizorroza frente a otro teórico rival directo como es el Levante.

En ambas ocasiones, el cuadro babazorro consiguió los tres puntos, además comenzando a mostrar su solidez como local. El hecho de no darse por vencido en ningún instante, sabedor de su condición física y de la aportación que en determinados momentos y encuentros han protagonizado futbolistas que han salido del banquillo son otro punto de partida significativo a la trayectoria que en esta primera parte de la temporada está protagonizando el Deportivo Alavés en las segundas partes.

Así, en Getafe también estuvo a punto de aumentar esa estadística del cuarto de hora final, ya que Guevara logró empatar el choque en una acción de estrategia producida en el minuto 71. El pivote vitoriano se había estrenado casualmente como titular en el presente curso, completando una notable actuación. Pero es que en San Mamés, el autogol de Berenguer vino precedido de un centro lateral de Denis Suárez, uno de los tres futbolistas que introdujo Coudet en el descanso.

Es precisamente uno de los puntos fuertes de este Alavés, acabar los duelos a un nivel alto, y exigirse hasta el final le está otorgando ciertas recompensas. Trata de no variar su forma de jugar, vaya por delante en el marcador o por debajo, y eso hasta el momento le está permitiendo saborear bastantes puntos.

El Barca, líder

De momento, es el Barcelona el equipo que más goles anota de la liga en los quince minutos finales. Con el ramillete ofensivo que tiene es verdad que puede doblegar a cualquier contrincante cuando se lo plantee. Los de Flick han sumado cinco dianas en ese espacio, una más que el propio Alaves, Sevilla y Atlético de Madrid. Curiosamente los tres conjuntos tienen en sus banquillos a preparadores argentinos.

Coincidencia o no, el caso es que la pasión y la forma de ser con la que Coudet, Almeyda y Simeone viven cada duelo a buen seguro que algo tiene que ver en la forma en la que sus plantillas afrontan hasta el tramo final de cada envite cualquier acción. Por áspero que pueda parecer un partido, muchas veces tiene otras connotaciones que hacen que el bando vitoriano sepa explotar sus virtudes en momentos determinados, como sucedió en San Mamés.

Cierto que como local está obligado a proponer más cosas que las vistas en algunos desplazamientos, pero con la nómina de jugadores que tiene este año se puede permitir la licencia incluso de dominar la posesión del balón y a la larga dar el zarpazo definitivo en el tramo decisivo de los choques, como ocurrió ante el Elche.

El Alavés fue capaz de minimizar una de las virtudes del equipo ilicitano para llevar poco a poco a su terreno el envite y finiquitarlo de manera voraz en apenas quince minutos