Si la situación del Deportivo Alavés es realmente inquietante con los mismos puntos que el primer equipo ubicado en posiciones de descenso, su próximo rival liguero también se halla inmerso en graves apuros clasificatorios.

El Girona ha vivido una dura metamorfosis desde la pasada temporada a la actual. Del glamur y los fastos de disputar la Champions League tras un año inolvidable a todos los niveles a empezar a jugar con fuego con el fin de no ver comprometida su continuidad en la élite del fútbol estatal.

El conjunto de Michel, que tantos elogios despertó en su día debido a su fútbol vistoso, dinámico y desinhibido, continúa desangrándose porque ya encadena siete partidos de Liga sin ganar (cuatro derrotas y tres empates). Las sensaciones son cada vez peores tras el duro castigo que le infligió el Barcelona en el reciente derbi catalán en Montjuic.

La sombra de cinco jugadores que hicieron las maletas el pasado verano –léase Savinho (Manchester City), Artem Dovbyk (Roma), Aleix García (Bayer Leverkusen), Eric García (Barcelona) y Yan Couto (Borussia Dortmund)– es demasiado alargada en las filas gironís. En parte porque los nuevos fichajes apenas están aportando cosas positivas al engranaje del próximo rival albiazul.

Prueba de que las cosas no funcionan es que el Girona se encuentra actualmente inmerso en la segunda peor racha de su historia en Primera División.

Los siete partidos sin ganar de la actualidad han igualado los también siete de la temporada 2022-23. El récord de diez encuentros sin vencer del caótico ejercicio 2018-19, el del trágico descenso a Segunda con Eusebio Sacristán en el banquillo, se encuentra cada vez más cerca.

Dos meses sin ganar

Hay que remontarse hasta el pasado 3 de febrero, contra Las Palmas (2-1) en Montilivi, para recordar la última victoria del Girona en la presente temporada.

Los posteriores compromisos ante el Athletic Club (3-0), Getafe (1-2), Real Madrid (2-0), Celta (2-2), Espanyol (1-1), Valencia (1-1) y Barcelona (4-1) también se le han indigestado por completo a un equipo frágil en defensa y huérfano de la pegada de antaño.

El Girona soñaba hace meses con Europa, pero la realidad actual se antoja muy distinta. Ni hablar ya de luchar por un puesto de Conference League y sí centrarse en eludir el descenso, sobre todo a las puertas de un enfrentamiento ante un Alavés que aspira a hurgar en la herida.

Los catalanes ya miran de reojo a la zona de abajo conscientes de que las expectativas no son para nada acordes a la realidad. Lo único evidente a estas alturas es que el año de transición entre la histórica clasificación para la Champions y la creación de un nuevo proyecto se está haciendo demasiado pesado.

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En imágenes: El duelo entre Alavés y Girona en Mendizorroza

Firmaría salvarnos tranquilamente y no estar en Europa. El crecimiento del club está en seguir en Primera, eso es lo más importante. Las expectativas de todo el mundo, al principio, eran otras porque el año pasado fue increíble, pero este año, desde el inicio, no hemos hecho una temporada para soñar con Europa. Creo que es el momento de coger bien los partidos que quedan porque no serán fáciles las últimas nueve jornadas”, afirma Michel al valorar la difícil situación de su equipo en vísperas de medirse al Deportivo Alavés.