Alavés 0-1 Espanyol: en caída libre

La vida sigue igual para el Deportivo Alavés en Mendizorroza. Da igual que el equipo juegue bien o mal, los errores siempre le acaban condenando. Así ocurrió contra el Girona, del mismo modo se vio ante el Getafe y nada cambió frente al Espanyol. Los pericos, sin necesidad de mucho, se llevaron tres puntos del Paseo de Cervantes después de ver cómo los de Eduardo Coudet desaprovecharon varias ocasiones claras (0-1).

No hubo muchas novedades, pero sí importantes, en el once del técnico argentino para afrontar la visita de los pericos. Los babazorros volvieron al esquema de dos puntas, dejando Jon Guridi su sitio a Toni Martínez; en el doble pivote apareció Joan Jordán en detrimento de Ander Guevara; y Manu Sánchez perdió la titularidad en favor de Santi Mouriño. Un total de tres cambios respecto a los que formaron de inicio en Butarque. 

Las ocasiones, ciertamente, brillaron por su ausencia durante la primera mitad. Conscientes de la importancia del partido, ni el Alavés ni el Espanyol quisieron arriesgar en exceso con el balón y ese miedo a cometer errores hizo que la mayoría de las jugadas murieran sin peligro. El ritmo de circulación tampoco fue muy alto, pero donde sí hubo intensidad fue en las disputas. Sobre todo, cuando los catalanes buscaron el contragolpe. 

Positivo fue, eso sí, ver al Glorioso crecer según avanzaba el encuentro. La tensión por tener que cumplir en Mendizorroza fue desapareciendo y, a partir de la media hora de juego, los babazorros empezaron a combinar con bastante mayor acierto y, por ende, a merodear más a menudo el área perica. Así llegaron dos intentos tímidos de Toni y otro más claro de Kike García. El manchego pudo mirar a los ojos a Joan García en su acción.

El resultado al descanso fue de 0-0 y los mejores del Alavés hasta ese momento fueron Mouriño y Abdel Abqar en defensa y Carles Aleñá en la parcela ofensiva. La pareja de centrales interceptó varios centros y pases filtrados que pudieron haber puesto en serios apuros a Antonio Sivera. Y el interior catalán, aun con algunos tramos de menor participación, dio un plus en las transiciones. Se nota mucho cuando él aparece.

LA MISMA HISTORIA

De cara al segundo tiempo, el Chacho quiso agitar un poco más el partido dando entrada a Pau Cabanes en lugar de Carlos Vicente. Una sustitución sorprendente por la relevancia del extremo maño en el equipo, pero que tuvo sentido en vista de su actuación hasta ese momento. Se le vio falto de chispa, que es lo que le permite brillar, y también despistado en algunas triangulaciones. No se entendió con varios de sus compañeros.

Mucho no cambió el panorama en los minutos siguientes. El Alavés estaba siendo bastante mejor que el Espanyol, pero por H o por B no lograba traducir su superioridad al electrónico. Es por ello que Asier Villalibre saltó como segundo revulsivo, en este caso para ocupar el sitio de Toni. Justo en la jugada siguiente, Aleñá tuvo la mejor ocasión del partido: recibió en el área, cruzó la pelota y Joan García evitó el 1-0 con una gran parada.

Aleñá volvería a ser protagonista pocos minutos después, en otra muestra de lo bien que le ha venido al Glorioso su incorporación en invierno. Capaz de pensar cuando el resto no lo hacen, el de Mataró recibió en la frontal, esperó un momento y le regaló el gol a Mouriño. Desafortunadamente, el defensor uruguayo no estuvo ni rápido ni acertado para rematar de primeras y, ese segundo extra, permitió al portero reaccionar.

Ya en la recta final, con Ander Guevara (Blanco) y Manu Sánchez (Tenaglia) sobre el césped, la contienda tomó una narrativa inquietante. El Alavés siguió atacando en busca de la victoria, pero el Espanyol también empezó a acercarse a la meta de Sivera, lo cual no había hecho en toda la segunda parte. Y, siguiendo la tendencia de esta campaña, la moneda salió cruz. Calero marcó el 0-1 y dio los tres puntos a los pericos en el minuto 86.