La seriedad del Deportivo Alavés no fue suficiente para sumar este sábado en La Cerámica. Pese a que se plantó cara al Villarreal, un destello de talento de Ilias Akhomach en la primera mitad y un penalti inventado, que transformó Dani Parejo, en la segunda sentenciaron un conjunto gasteiztarra que, ya a la desesperada, acabó encajando un tercer gol, este de Santi Comesaña (3-0). Otro varapalo lejos de Mendizorroza.
Dicho y hecho. Luis García Plaza avisó en la previa de que daría continuidad a gran parte del once inicial de la anterior jornada, y cumplió con su palabra. Ander Guevara fue la única novedad, en lugar del lesionado Carlos Protesoni, en un equipo que dibujó el habitual 4-2-3-1 y en el que, pese a estar Aleksandar Sedlar ya en óptimas condiciones, repitió el joven Adrián Pica, quien ha irrumpido con mucha fuerza en los planes del entrenador babazorro.
El Alavés saltó al césped con las ideas muy claras: ordenado atrás y dispuesto a salir al contragolpe cada vez que recuperase la posesión. Lo primero dio frutos, pues el Villarreal, estático con el balón, no fue capaz de acercarse con peligro a la meta de Antonio Sivera. Pero lo segundo sí que le costó más a los babazorros. Se echó en falta mayor claridad en las combinaciones y tampoco funcionaron las jugadas en solitario de Abde y Carlos Vicente.
Sobre ese escenario, eso sí, fue el Glorioso quien se sintió más cómodo. No sufrir en La Cerámica ya era una buena noticia y a la misma se sumó que la primera ocasión clara de la tarde fue a su favor. En una de sus incorporaciones al ataque, Nahuel Tenaglia colgó el balón al área pequeña y allí apareció Kike García para exigir al máximo al guardameta Diego Conde. Su parada, de puros reflejos, fue suficiente como para desviar la pelota al larguero.
Lo que el Alavés, sin embargo, no pudo evitar fue que Akhomach se sacase un golazo de la chistera. El atacante amarillo recibió dentro del área y, en un visto y no visto, ajustó el balón al poste contrario, donde Sivera no pudo llegar (1-0, min. 38). El talento individual fue determinante para desequilibrar la balanza en una primera mitad que, además, fue muy accidentada, con las lesiones del propio Ilias y del exalbiazul Kiko Femenía.
La réplica babazorra llegó justo después del gol, atacando el área groguet hasta que se señaló el túnel de vestuarios, y también al volver del descanso. El ímpetu, por desgracia, no se tradujo en ocasiones. A la sala de máquinas se la vio falta de ideas, tampoco hubo profundidad más adelante y Kike fue como una isla en mitad del océano. Cómodos sobre el césped, los pupilos de Marcelino García Toral apostaron por dar un paso adelante.
ARREÓN AMARILLO
Y esa decisión perjudicó mucho al Alavés, ya con Carlos Martín (Abde) en el verde. Durante un cuarto de hora, entre el minuto 55 y el 70, se vivió en La Cerámica un acoso y derribo de los locales y, si el resultado no se movió, fue gracias al VAR. Nicolás Pépé vio cómo dos de sus goles eran anulados y cada una de las arrancadas amarillas daban la sensación de que podrían acabar en el fondo de la red. Era momento de apretar los dientes.
Para cambiar la tendencia, Luis García miró al banquillo y dio entrada a Stoichkov, Joan Jordán, Tomás Conechny y Toni Martínez en lugar de Jon Guridi, Guevara, Kike y Carlos Vicente. Lo que seguramente no esperaba el técnico babazorro es que, poco después, Quintero González se inventaría un penalti para darle la sentencia al submarino. El balón le golpeó en la mano a Manu Sánchez, pero Yéremy Pino le desequilibró para provocarla.
Parejo, desde los once metros, no perdonó (2-0, min. 81) y, desde ese momento, la contienda perdió interés. El Alavés tuvo que volcarse al ataque en busca de alguna mínima opción y, con tantos espacios, el Villarreal castigó una y otra vez al contragolpe. Comesaña marcó el tercero de la tarde (3-0, min. 90) antes del descuento y, aunque los visitantes acabaron el choque en el área rival, no consiguieron maquillar el electrónico.