El de James Rodríguez fue un fichaje de campanillas para el Rayo Vallecano. El diez colombiano llegó este verano al sur de Madrid tras deslumbrar en la última Copa América, donde, pese a caer en la final contra Argentina, fue nombrado MVP; y lo hizo dispuesto a demostrar que, pese a sus 33 años, aún estaba en condiciones de brillar en el fútbol europeo. Algo que, sin embargo, todavía no ha podido hacer a las órdenes del navarro Iñigo Pérez. 

Desde que firmó con la Franja, cuya afición confiaba en repetir una experiencia igual de positiva que con Falcao, James solo ha sido titular en un encuentro, frente al Leganés, y apenas ha jugado 124 minutos, casi siempre entrando como revulsivo en el último cuarto de hora. Una situación que seguro no satisface al futbolista, que sigue brillando con Colombia, pero que es bastante lógica, pues no solo con talento se puede competir al más alto nivel. 

Ya sus primeras imágenes con el Rayo, que se viralizaron en redes, apuntaban a que no lo tendría fácil para convencer a Iñigo Pérez. En las mismas, se vio a un James lento, muy lejos del ritmo competitivo que exige LaLiga, y que, por ende, necesitaría varias semanas de trabajo solo para poder ser convocado, tal y como ocurrió. Contra el Barcelona y el Espanyol, antes del primer parón internacional del curso, vio a sus compañeros desde la grada. 

Esto último, sumado al mencionado escaso protagonismo que ha tenido después, ha provocado un aluvión de insultos hacia el técnico navarro. No de su gente, que entiende las suplencias de James, pero sí de la hinchada y prensa colombiana. Es de sobra sabido, y así lo comprobó también el Deportivo Alavés en su día con, por ejemplo, Christian Santos o Facundo Pellistri, la fervorosa pasión de los aficionados latinoamericanos con sus estrellas.

“Lo siento mucho si hay gente que se siente traicionada. Acepto las críticas. Si hay insultos hacia mi persona porque no alineo a un jugador, no me queda más que aceptarlo”, manifestó Iñigo Pérez en septiembre.

“Lo siento mucho si hay gente que se siente traicionada. Acepto las críticas. Si hay insultos hacia mi persona porque no alineo a un jugador, no me queda más que aceptarlo”, manifestó el navarro en septiembre. “Sí allí –con Colombia– juega y aquí no lo ha hecho todo lo que todo el mundo desea, sobre todo sus seguidores, se debe a que yo elijo a los jugadores que creo mejores para ganar partidos. Repito, me puedo equivocar”, explicó este sábado.

Ante tal escenario, lo más importante para el Rayo ahora mismo es que ese aura tóxica no llegue al vestuario. Si, además, James termina siendo útil para el equipo, pues ya serán dos buenas noticias en Vallecas. Positivo es, eso sí, que los franjirrojos han arrancado bastante bien la temporada, con 13 puntos en las diez primeras jornadas y un notable noveno puesto, evitando así que el problema con el colombiano sea aislado y no uno más en la lista.

Talento a James no le falta, eso es innegable. No obstante, como se ha mencionado previamente, la falta de ritmo pesa al competir en ligas tan exigentes. Es cierto que el icono colombiano nunca ha destacado por sus aptitudes físicas, pero alcanzar un mínimo siempre es necesario para no depender solo de la calidad. Más aún, jugando para una escuadra tan vertiginosa como lo es la vallecana, donde las reacciones rápidas son las que dan frutos.

PREVIAMENTE

Antes de llegar a Vallecas, James defendió los intereses del Envigado (Colombia), Banfield (Argentina), Oporto (Portugal), Mónaco (Francia), Real Madrid, Bayern de Múnich (Alemania), Everton (Inglaterra), Al-Rayyan (Catar), Olympiacos (Grecia) y Sao Paulo (Brasil). Lo que le catapultó a nivel internacional, recalando en el Santiago Bernabéu, fue su sobresaliente actuación en el Mundial de 2014, cuya sede fue el país brasileño.